Emma tiene muchas cosas en la cabeza. Tantas que, a pesar de haber algo raro en el ambiente de Storybrooke, su instinto tarda en detectarlo. Quizás es por el estrés del trabajo, quizás por su incipiente y descontrolada magia... o quizás porque Robin y Regina no dejan de pasear su maldito amor por la ciudad. Pero las señales comenzarán a ser imposibles de ignorar y Emma tendrá que hacer frente a un nuevo misterio trabajando hombro con hombro con su alcaldesa.