Qi Feibai era un pingüino que, a pesar de ser adulto, nunca había encontrado una compañera con la que tener polluelos. Hasta que un día, se encontró reencarnado en un omega. La alegría de Qi Feibai no tuvo límites:
"¡Ya no necesito buscar pareja, puedo tener a mis hijos yo mismo!"
Así que, tras una cuidadosa selección, puso sus ojos en el presidente del Grupo Guan. Lo que Qi Feibai no sabía era que el presidente tenía un defecto genético que le impedía marcar omegas o tener descendencia. Él solo veía a un hombre guapo, inteligente, culto, con buen cuerpo y en forma; ¡la viva imagen de un buen semental! Entusiasmado, Qi Feibai le ofreció una cesta llena de piedras como regalo de cortejo:
"Señor, ¿quiere tener polluelos conmigo? Soy un omega dulce con aroma a coco."
Y entonces, lo echaron a patadas por la puerta. ¡Pero un pingüino no se rinde fácilmente! Tras mucho esfuerzo, ¡finalmente logró conquistar al presidente Guan!
El presidente era un hombre apasionado, tanto que le llevó siete días y siete noches marcarlo por completo. Al octavo día, Qi Feibai, rebosante de felicidad, salió corriendo sujetándose la barriga. Un mes y medio después, Qi Feibai puso un huevo de pingüino y la prueba de embarazo reveló que esperaba otro bebé.
Qi Feibai: "!!!"
Al mismo tiempo, debido a la marca permanente, fue llevado a la casa de la familia Guan. El hombre del que se había "aprovechado" observaba con el rostro sombrío y una vena palpitando en la sien la abultada barriga de Qi Feibai:
"Te marqué hace menos de dos meses, ¡¿y ahora vuelves con un embarazo de cinco?!"
Temiendo por su vida, Qi Feibai, temblando, le mostró el huevo de pingüino:
"No te puse los cuernos, solo estaba incubando mi huevo de pingüino."All Rights Reserved