Él era frío, frío y calculador. Con una amenazante mirada que te podía hacer estremecer, unos oscuros ojos que ocultaban siniestros pensamientos que ni el más valiente se atrevería a descifrar, una mirada tan sombría que de un tenebroso acantilado parecía tratarse, en el se hallaban oscuros secretos, secretos que nadie en su sano juicio querría desvelar, juicio del cual yo carecía, y un destello, un maldito y embriagador destello. Y llego... Como una tormenta en pleno verano. Como un rayo de sol en un día gris. La lluvia más feroz y deseada en mitad de un desierto. Él era un demonio con alas, Un ángel caído. Pues así era, es y será, algo completamente bipolar.