Capítulo 6

1.1K 97 10
                                    

《So cold - Ben cocks 》

"—¿Ashley dónde estás? —Grita papá cansado de buscar.

         «No dejes que te encuentre» Me advierte Lisa.

Cubro mi boca en un intento de silenciar mi pesada y rápida respiración, los pasos de papá resuenan por toda la casa. Los nervios hacen mecha en mi y rezo porque papá no nos encuentre. Los minutos pasan y cada segundo es peor que el anterior. Cada vez me cuesta más contener a Jaxon para que no salga, pero su inocente risa nos delata enseguida, por lo que no tardo mucho en escuchar las fuertes zancadas de papá al aproximarse al armario donde nos encontramos.

—Aquí estáis pequeños granujas —Dice sonriendo y levantando a Jaxon en brazos. El juego del escondite se había acabado y yo solo quería seguir jugando, pero mamá ya había hecho la comida. Hoy su sonrisa también lucía apagada, pero papá dijo que pronto se le pasaría y jugaría de nuevo con nosotros."

Tras rememorar el último recuerdo que conservo de cuando aún éramos una familia, aparto la vista del espejo y la fijo en mis manos, que sostienen una crema para el hematoma que cubre mi mejilla. El color rojizo que esta mañana lo teñía se ha ido disipando hasta quedarse en una mancha rosada con un pequeño corte. Con suerte mañana en la escuela parecerá que me eché exceso de colorete.

—Cada día te pareces más a la puta de tu madre —Dice mi padre que está apoyado en el marco de la puerta. Sus ojos están rojos por el efecto del alcohol y su boca está entreabierta. Sin prestarle atención termino de echar la crema en mi mejilla, quiero irme cuanto antes de su alcance.

—Su pelo rubio —Dice acercándose a mí y tirando de un mechón de mi pelo- Sus ojos claros -me susurra en el oído arrastrando cada sílaba. Me mira a través del espejo. Un escalofrío recorre mi cuerpo haciendo que me aparte asqueada.

—¿Dónde te crees que vas pequeña? —Dice cogiendo fuerte mi antebrazo y pegándome a él.

Mi respiración se empieza a volver agitada y su olor a cerveza me hace tener ganas de vomitar. Con facilidad consigo librarme de su agarre. Por la brusquedad se tambalea un poco, dándome tiempo poner distancia entre él y yo. Pero no tarda mucho en recuperar el equilibrio para venir a por mi, acorralandome contra la pared con una de sus grandes manos en mi cuello.

—Podemos hacerlo por las buenas, —Susurra plantando un beso en mi cuello haciendo que todo en mi interior se remueva— o también podemos hacerlo por las malas. —Gruñe apretando su agarre dejándome sin apenas capacidad para respirar.

—Por favor —Le suplico sin apenas aire con el que poder hablar. Pero él parecía no oírme, pues ignora mis súplicas.
La mano con la que sujeta mi cuello para mantenerme quita permanece firme, dejándome algo más de aire para respirar, mientras que con la otra explora mi cuerpo por debajo de la camiseta.

    «¡Grita Ash!» Me grita mi conciencia histérica, mientras mi yo interior se encuentra acurrucada en una esquina, esperando a que todo esto pase.

Siempre pensé que cuando este momento llegase, porque asumía que pasaría, pondría cielo y tierra de por medio para que no me tocase. Pero ahora que me enfrento a ello me encuentro inmóvil sin saber qué es lo que realmente está sucediendo. No se que hago en este lugar, al que antes hacía llamar hogar, pero ahora encuentro extraño. No se quien es la persona que se encuentra intentando destrozar lo poco que queda de mí aun sin romper. No se que diablos está ocurriendo, solo se que quiero que acabe ya porque me está resultando de lo más horrible esta sensación que se está desencadenando en mi interior.

     «¡Grita!» Me ordena mi subconsciente, pero no soy capaz de articular palabra. Quiero gritarle que me suelte, que me deje ir, pero nada sale de mi boca.

    «¡Patalea!» Sigue mi conciencia, pero tampoco puedo moverme. No se que me pasa. Mi cuerpo parece haber entrado estado de shock. Canto esa canción que tanto me recuerda a mamá intentando distraer ese dolor que se concentra en mi vientre mientras cientos de lágrimas ha comenzado a descender por mi mejilla. He cerrado los ojos porque me niego a ser testigo de lo que va a pasar. Solo quiero sumergirme en mi hasta que todo esto haya pasado.

“—No puedes abandonarme ¡Me lo prometiste! –grita papá furioso mientras observa como mamá termina de hacer la maleta– No puedes romper una promesa ¡No así! –Dice con voz ahogada. Mamá le mira sin ningún tipo de remordimiento y cierra la cremallera de su maleta. Yo sin entender muy bien lo que está pasando observo a papá triste.

¿Porque mamá nos abandona?

Ella me mira triste y se arrodilla frente a mi.

—Cuida de papá y de Jaxon ¿lo harás? –Me dice acariciando mi mejilla, pero no puedo responderle. No quiero responderle. Quiero decirle que ella cuide de papa y de Jaxon, quiero que se quede conmigo y que me de un beso antes de dormir, pero sin embargo no digo nada– Hazlo por mi princesa, promételo –Me pide y alza el meñique para que se lo prometa, sin decir ni una palabra lo entrelazo con ella.

No llores, se fuerte.

—Te quiero princesa –Me susurra y me abraza por última vez– Nunca lo olvides. Algún día vendré a por vosotros –Dice acariciando mi larga melena.

Cientos de lágrimas se acumulan en mis ojos y el llanto quema en mi garganta, pero sin embargo no lloro, ni una sola lágrima brota de mis ojos. Hoy alguien tiene que ser fuerte y esta vez me toco a mi. Desde la puerta de casa observo como mamá comienza a alejarse, sin mirar atrás y con paso decidido, sin pensar en ninguno de nosotros, sin pensar en mi…”

Un dolor punzante en el vientre me hace despertar del trance en el que me encontraba. Abro los ojos con pesadez, pero todo a mi alrededor da vueltas, me siento desorientada.
El frío tacto del suelo en mis caderas me hace estremecer. Me incorporo lentamente, me duele todo el cuerpo, y apoyo mi espalda en la pared. Mis pantalones se encuentran en mis tobillos junto a mi ropa interior.
Diferentes imágenes se reflejan en mi mente, y solo quiero apartarlas, no quiero que estén ahí, quiero  olvidarlas.

Sin saber muy bien que hacer me levanto del suelo y recojo lo poco que queda de mi alma desecha en pedazos para llevarla a la oscuridad de mi habitación, donde con suerte conseguiré que los pequeños trozos se unan o al menos que no me lastimen.

Mientras avanzo por el pasillo puedo escuchar los fuertes ronquidos procedentes del cuarto de pa.. De Charlie. Y mentiría si digo que no se me pasa por la cabeza entrar y hacerle el mismo daño que el me ha hecho. Pero desecho la idea, me encuentro demasiado cansada.
Cuando entro en mi habitación cierro la puerta con pestillo para evitar que Charlie entre, aunque se que en el fondo, muy fondo, deseo que entre por la puerta y acabe de una vez conmigo, que termine con este dolor que me consume sin piedad. Quiero que golpee mi cuerpo sin vida hasta que sea cierto que no hay nada vivo en él.
Acurrucada en la oscuridad de mi habitación, me abrazo a mi misma, pero ya ni mis brazos me aportan calidez. En mi interior busco a mi conciencia para que diga algo que me reviva, pero ella se encuentra igual que yo, en una esquina abrazada a sus piernas.
Para distraer mis pensamientos le presto atención a mi pulso que es suave y constante, acompasado con mi respiración. Mis ojos no lloran y de mi boca no emerge ni un solo sollozo. Es cierto eso que dicen que no es necesario que un corazón deje de latir para que una persona muera.
Los minutos van pasando, lo se porque el tic-tac del dichoso reloj no deja de sonar, mis párpados se vuelven cada vez más pesados, hasta que se cierran queriendo no volver abrirse, pero mañana amanecerá un día nuevo y mis ojos se abrirán expectantes de esa gran obra a la que llaman amanecer, pero en ellos ya no se reflejarán los rayos del sol, porque el sol no ilumina almas muertas.

Bipolar {Pausada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora