Capitulo 1

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«Someone Like You - Adele»

Una pequeña franja de luz centelleante atraviesa la fina cortina que cubre la  ventana de mi habitación, la luz que proviene de una farola incide directamente en mi rostro desvelandome de mi pesado sueño.Aturdida y con los párpados aún medio cerrados miro a Jaxon que descansa pacíficamente a mi lado y después miro el despertador situado sobre la mesilla de noche, que marca las seis y media de la mañana.
Intento conciliar el sueño nuevamente pero de nada sirve, cada movimiento que hago hace que me retuerza de dolor.
Hace menos de dos horas que papá se cansó de golpearme y se fue de vuelta a beber al bar, no le he escuchado llegar por lo que su estado de ebriedad le debe haber dejado en un coma etílico en cualquier bar del barrio.

Mis brazos están entumecidos al igual que mis piernas. Tras descartar la idea de volver a dormir trato de levantarme con sumo cuidado, me reincorporo y lentamente bajo las piernas de la cama. El frío tacto del suelo bajo mis pies hace que me estremezca.
Paso varios minutos sentada observando como el sol se va abriendo paso entre las nubes que cubren el cielo, cuando decido ponerme en pie y comenzar la rutina de todas las mañanas

        «Comienza otro gran día» Dice mi conciencia en tono burlón.

Camino lentamente hacia la puerta de mi habitación, y observo que el espejo que la cubre se encuentra agrietado y con unos cuantos cristales dispersos por el suelo.
Imágenes de la noche anterior se reproducen en mi cabeza, dándome dolorosas punzadas.

        «Tienes que tirar ese espejo. Jaxon podría cortarse» Dice esa voz que tanto suena en mi cabeza.
Cuando tenía siete años la llamaba Lisa, a la voz me refiero, siempre pensé que escuchar voces era lógico de personas con trastornos psíquicos, pero mi madre decía que era un ángel de la guarda que cuidaba de mí, tenía siete años, no me juzguéis.

Mi mirada permanece fija en el espejo y no me agrada nada de lo que en él veo. Esa no es la Ash que hace menos de un año bailaba al son de la música nada más levantarse, es como si todo esto fuera una horrible pesadilla. Pero cada fatídica noche que pasa, me asegura que es la vida real y que nunca despertaré como la antigua Ash, porque simplemente ella dejó de existir hace ya mucho tiempo.

Con cansancio observo el desastre que me rodea. Pero mi mirada se detiene en el pequeño Jaxon, que da vueltas en la cama aun dormido, me entristece tener que despertarle. Sus horas de sueño no son las suficientes para un niño de cinco años. Apenas durmió dos horas seguidas, ya que unas horribles pesadillas atormentan sus apacibles sueños. Nunca me quiere contar cuales son esos sueños que tanto le asustan pues piensa que si las cuenta se harán realidad.
Decido dejarle dormir un rato más antes de llevarlo al colegio donde es el único niño que llega una hora antes, por lo que se queda en la biblioteca con alguna de sus profesoras de infantes. Mientras, decido darme una relajante ducha para así calmar mis músculos que están tensos bajo mi blanquecina piel.

El agua que cae por la regadera está realmente caliente, cada gota que aterriza en mi cuerpo arde, pero el dolor no es comparable con la presión ejercida sobre mi pecho. Paso la esponja por todas las zonas en las que mi padre ayer me golpeó.
Enfadada comienzo a frotar mi cuerpo con desesperación, intentando borrar todas las marcas que en él dejó, borrar todos los recuerdos tormentosos que reaparecen en mi imaginación causándome fuertes punzadas en el pecho. Froto con fuerza, todo lo que mis magullados brazos me permiten. Froto hasta que la piel comienza a teñirse de rojo y el agua comienza a tornarse fría y aun así, furiosa, sigo frotando para librarme de estos malos recuerdos que me invaden, esta angustia que me consume.

        «Deberías de acabar con todo, así nada te consumiría»

Acurrucada en la bañera mientras las frías gotas se mezclan con mis lágrimas, aprieto las palmas de mis manos sobre mis piernas en un intento de calmar mis temblores.
Tarareo una canción que mamá solía cantar cuando estaba contenta para así poder liberarme de mis malos pensamientos. Pero los gritos ensordecedores de Jaxon me hacen volver a la realidad. Salgo del baño cubierta con una sola toalla alrededor de mi cuerpo y me dirijo a mi cuarto lo más rápido que me permiten mis torpes pies. Todo mi cuerpo tiembla con la sola idea de que mi padre pueda estar haciéndole daño y unas ganas de vomitar se apoderan de mi estómago pero hago un gran esfuerzo por tragar la bilis y seguir mi camino. Cuando llego al cuarto no encuentro rastro de mi padre, y mi cuerpo se relaja, pero tampoco veo el pequeño cuerpo de mi hermano.
Repito su nombre numerosas veces pero no aparece. He recorrido el pequeño apartamento donde vivo cinco veces y ni rastro de Jaxon. La desesperación se hace presente y mi voz es temblorosa, un nudo se ha instalado en mi garganta impidiendo me formular otra palabra.

Bipolar {Pausada}Where stories live. Discover now