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Llegamos al hospital a los pocos minutos. En el viaje prácticamente ninguno de los dos habló. Intenté no pensar en escenarios catastróficos pero se me hacía cada vez más difícil.

Una vez dentro de la clínica subimos hasta el piso de internación. No podía dejar de pensar en que si algo le pasaba, me sentiría bastante culpable, por no haber hablado con él.
Quería hablar con mamá de una buena vez y saber la verdad de la situación.

La puerta gris del ascensor se abrió automáticamente en cuanto llegamos al piso cuatro y en cuanto ingresamos a la sala, ví sentada a la mamá de Oliver.

Me puse pálida al instante, y sentí un mareo invadirme. No sabía que hacer o que decir. ¿Tendría que ir a hablarle? ¿Me echaría?

De pronto la figura de mi padre se cruzó en mi camino.

-Hija- murmuró y me abrazó

-¿Cómo está?- Pregunté desesperada.

-Tu madre lo está operando-

-¿Qué pasó?-

-Estaba conduciendo su auto cuando un camión lo embistió. Al parecer el conductor se quedó dormido-

Maldición. Una vez más comencé a llorar.

-Tranquila Cat, tu madre va a hacer lo mejor posible-

Nos fundimos en otro abrazo. Por sobre el hombro de papá ví que la madre de Oliver nos observaba.

-Pa... La mamá...-

-Tranquila, ya hablé con ella-

-¿Qué le dij...?- no pude terminar la oración. Ya que mamá salió del quirófano con rapidez.

Nos pusimos todos en alerta de inmediato, y nos dirigimos hacia ella.

-¿Cómo está?- preguntó la mamá de Oliver asustada.

-Hicimos lo mejor que pudimos. En mi opinión creo que se va a recuperar excelente... Pero ahora sigue dormido. Hay que esperar- mamá era optimista. Ella siempre lo era. Pero... Yo no había heredado su don.

Lágrimas comenzaron a resbalar por mis ojos de nuevo. ¿Y si no lo veía de nuevo?

Mat me abrazó y besó mi cabeza en un gesto de amor fraternal.

-¿Puedo pasar a verlo?- volvió a hablar su mamá.

-Si claro- Anne se hizo a un lado y la mujer entró a  la habitación.

Luego mamá se acercó a mí y murmuró:

-Tranquila hija, es un muchacho muy fuerte. Joven y sano. Va a estar bien-

Quería responderle que le agradecía todo su esfuerzo, que la amaba, que esperaba que no se equivocara...
Pero en lugar de eso, un sollozó brotó de mis labios.

Mamá preocupada les pidió a mi hermano y a papá que nos dejaran solas.
En silencio me acompañó hasta una silla y tomó mi mano.

-Escúchame, sé lo que sientes. Tu padre una vez estuvo muy grave e inconsciente por horas luego de una herida - la miré con atención -Me sentía tan desesperada y vacía - asentí comprendiendo -¿Pero sabes que me sirvió? Hablarle. Fui y le hablé, le dije todo lo que sentía dentro mío.-

-¿Crees que funcione?-

-Seguro que a tí te aliviará- sonrió.

-Gracias ma- y la abracé con mucha fuerza.

La puerta de la habitación se abrió de golpe y la madre con los ojos llenos de lágrimas salió.

Mamá me miró y comprendí al instante lo que quería decirme.

Me puse de pie dudosa y me acerqué a la señora.

-Quisiera, si no le molesta, pasar a ver a su hijo...-murmuré casi sin mirarla a los ojos.

-Adelante, Cat-respondió.  Y me sorprendió. No solo porque me había dicho que si y porque sabía mi nombre,  sino también porque en su voz no había rastro de odio y venganza.

La miré a los ojos y comprendí que algo de lo que papá le había dicho, había funcionado.

Le sonreí en agradecimiento y con ansiedad, ingresé a la habitación.

Tomé una respiración profunda cuando di el primer paso.

Joder que necesitaba verlo, pero tenía tanto miedo con lo que podía encontrarme...

Repasé las palabras que mamá me había dicho hacía unos momentos...

Estaba decidida.

¿Quién eres realmente? (2° Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora