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-¿Está todo bien?- le pregunté haciéndolo sobresaltar.

-Si si, ¿Vamos?- respondió apresurado y caminando hacia la puerta.

Con el ceño fruncido y confundida asentí.

Le entregué la remera que guardó en la mochila que colgaba de sus hombros y salimos a caminar.

La tarde estaba muy linda, el clima era cálido pero una suave brisa soplaba en nuestros rostros.

Cerca había una plaza muy grande, con un puente y un lago. Pensé que sería buena idea ir por allí, ya que a la noche se iluminaba y era todo un paisaje digno de disfrutar.

Oliver aceptó de prisa mencionando que no lo conocía.

-Debo admitir que tu llamada me sorprendió- mencioné mientras caminaba a su lado.

-Y a mí- sonrió - Pero te merecías esa disculpa... Además, realmente quiero que nos llevemos bien-

Mi cuerpo se tensó y quise salir de aquella incómoda reacción.

-Bueno, cuéntame de tí-

-No hay mucho... Estudio derecho, voy por el segundo año.

-Oh que bien, es una buena carrera- acoté

-¿Sabes qué quieres estudiar?- se interesó

-Aún no... Quizá medicina. Mi mamá es doctora y me inspira mucho su pasión-

Oliver asintió en silencio. Se quedó unos instantes pensativo.

-¿Tienes hermanos?- volví a sacar un tema. Tenía esa maldita manía de no soportar el silencio. Lo había heredado de papá.

-No, vivo solo con mi madre. ¿Tú?-

-Un hermano más grande, Mat. Tiene tu edad... Pero creo que no se conocen- rogué en mi interior que no.

-No... No sabía que tenías un hermano-

Continuamos hablando por dos horas, de cosas triviales, conociéndonos un poco más y disfrutando del verde paisaje que nos rodeaba.

-Ése es el puente que te mencioné- le señalé la estructura sobre un gran espejo de agua.

-Vayamos- respondió bastante entusiasmado.

Ya no me parecía tan idiota como antes, al contrario, ahora que sabía mas de él, había llegado a la conclusión de que era un chico normal, bueno, con muchos amigos e inteligente.

Todavía dudaba por qué él me detestaba a mí desde el principio... Pero pensé que quizá era un poco apresurado sacar ese tema ahora.

Subimos por el puente y en la mitad él se detuvo. Se apoyó sobre el barandal con sus brazos a mirar el agua y lo imité.

Creo que eso era lo que más me confundía de Oliver. Nunca sabías que pasaba por su cabeza... Algunas veces estaba tan tenso, otras callado, otras simpático.

-Tenías razón, es lindo- murmuró.

-¿Verdad que si?- sonreí

Volteó su rostro y me miró unos segundos en silencio.

Por mi parte también mantuve la vista, pero su ceja cortada captó mi atención.

Por un impulso estúpido me acerqué y con mi dedo índice la acaricié. Él cerro sus ojos despacio, como si disfrutara.

Maldita seas Cat ¿¡Qué haces?!

Al darme cuenta enseguida retiré la mano.

-Lo siento- dije sonrojada

-¿Te gusta?- murmuró pícaro.

Oh joder iba a burlarse de mí por ésto eternamente.

-Un poco- me encogí de hombros. Mentira. Me encantaba.

Oliver rió con suavidad, dejando escapar un poco de aire. Se puso un poco más derecho y se acercó a mí.

Con su mano derecha acomodó mi cabello detrás de la oreja.

Ya era de noche, pero las luces blancas del parque iluminaban todo a la perfección. Tanto que pude ver la duda atravesar sus ojos, como un relámpago.

Quise preguntarle qué le sucedía, por qué de pronto actuaba tan extraño.
Pero no pude.

Me tomó entre sus brazos y una vez más, apasionadamente, me besó.

Ésta vez de prisa comencé a besarlo. Por un instante temí que de nuevo se alejara.

Nuestros labios se degustaron por minutos, incluso estábamos un poco agitados. Con mis manos acariciaba su nuca y él con las suyas mi cintura. Se sentía increíble estar a su lado.

De repente, Oliver hizo realidad mi pesadilla: Se alejó con rudeza de mi.

-¿Qué sucede?- hablé confundida.

-Debemos irnos-

Furiosa, respondí.

-¿Por qué haces ésto? Me besas y luego huyes-

Su rostro se tensó,  estaba casi tan enojado como yo. Pero ¿Por qué? Él no tenía derecho.

-Vámonos por favor- respondió serio.

-Ya basta Oliver, dime por qué-

-¿Quieres saber por qué lo hago Catherine?-

-Maldición si- respondí harta.

-Porque te usé-

Mi mundo se congeló. Como si un balde de agua fría cayera sobre mí, cerré los ojos unos segundos.

-¿De qué hablas?- murmuré confundida, atontada. Sus ojos estaban negros, no lo reconocía. No tenía miedo pero si sentía mucho dolor y vergüenza. Había caído como una idiota.
¿Por eso actuaba así conmigo? ¿Porque era un juego?

-Te usé Catherine. Me acerqué a tí para vengarme de tu padre- pronunció con ira.

Mi respiración se cortó.

-¿De mi padre? ¿Por qué?- estaba desesperada al no entender nada.

-Por que tu padre mató a mi padre. -

¿Quién eres realmente? (2° Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora