Capitulo Trece

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Mean

Ahora mismo que estoy despertando, a pesar de la molesta alarma que ya he apagado, me siento bien, tranquilo, bien conmigo mismo. Aunque también siento todo lo contrario a sentirme bien conmigo mismo, como si algo me faltase en este momento.

Acostado en mi cama, teniendo tiempo más que suficiente para ir a trabajar, miro a mi alrededor, sintiendo de forma tan viva el silencio en mi apartamento, que trato de descubrir que es esa sensación que siento y la razón de porque ha de ser así de pronto.

Estirándome, aliviando todo mi cuerpo de esta forma, recuerdo la conversación con Plann, mis palabras, de las cuales no me arrepiento aunque parezca precipitado decir que no tendría una relación con otro que no sea él.

Sentándome, volviendo a estirarme sintiendo mucho mejor ahora, me muevo por la cama hasta salir de esta, dirigiéndome en este momento al cuarto de baño donde dejando que el agua de la ducha vaya tomando una buena temperatura cepillo mis dientes, quitándome minutos después mi ropa para entrar bajo el agua que regulo a una temperatura más adecuada.


Arropando a la pequeña Boo que duerme profundamente en la hora de la siesta de todos, aquí en la guardería, me dispongo a recoger todo, más que nada para que no se vea como un desastre si viene alguno de los padres para llevarse a los pequeños, a su hijo o hija en cuestión, como suele pasar alguna que otra vez.

Guardando los juguetes en su lugar me dispongo a recoger todos los baberos que hemos usado para limpiarlos, deteniéndome por un momento al ver como la puerta se abre de pronto.

— Plann.. —hablo en voz baja —¿qué haces aquí?

— A lo mejor no se donde vives pero —para frente a mi —si donde trabajas. Debería estar trabajando si, si me lo vas a preguntar esa es mi respuesta pero hoy hemos tenido problemas y aquí estoy. Ya se que estás trabajando pero, si no recuerdo mal sales hacia la hora de comer.

— Ya se que salgo a la hora de comer Plann —entro en la otra pequeña sala —¿a que has venido?

— He venido ha invitarte a comer —dejo los baberos, mirándole ahora —si no es un problema para ti claro.

— No es ningún problema para mi, no —me dispongo a coger los productos que necesito —pero eso podrías hacerlo cuando salga ya que sabes sobre que hora cierro la guardería. No hace falta que ocupes tu mañana si tienes tiempo libre en venir aquí.

— No es una molestia —empiezo a frotar con mis manos las telas —te vas ha hacer daño en las manos.

— No tengo otra forma de limpiarlos —cojo otros dos —Plann los niños duermen y no se si es buena idea que estés aquí. A los padres no les gustará que un extraño venga como si nada.

— ¿A los padres o a ti? —me hace mirarle —se sincero conmigo Mean. ¿No te sientes cómodo conmigo y no hablo de los niños o es que estás nervioso por mi presencia?

Mirándole a los ojos, sintiéndome un poco tenso, o nervioso no lo se bien, intento apartar mis manos de las suyas, soltarme de su agarre, sin mucho éxito porque solo las afianza más entre las suyas, incluso atreviéndose a acercarme a su cuerpo, negando, sin tiempo a apartarme cuando planta un beso en mis labios.

— Plann por favor yo..

— ¿Tu que, Mean?

La forma tan intensa en la que me mira, sus manos ahora en mi cintura reteniéndome, su cercanía, ese aroma que recuerdo perfectamente y entra en mis fosas nasales trayéndome viejos pero agradables recuerdos, me hacen no responder con palabras sino con acciones como la de abalanzarme hacia él, atrapar sus labios con los míos en un beso que para nada es tranquilo sino pasional, hambriento, como si hubiesen pasado mil años y no uno desde la última vez que tuvimos derecho a esto.

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