Capítulo 15

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24 de diciembre

Visualizo mi aspecto en el viejo espejo colgado en unas de las paredes de mi cuarto. Mi cintura es decorada con una falda corta blanca, mis pechos son tapados por un top de lentejuelas dorado que se sostiene de mi cuello, dejando el centro de mis pechos al descubierto, y para finalizar me pongo unos tacones de tres centímetros negros.

Para algunas personas será exagerado mi atuendo, pero para mí es algo normal de vestir en estas fechas. Me encanta sentirme diferente que el resto de los días, es algo que me encanta hacer; salir de mi zona de confort y ponerme lo que se me antoje.

Me plancho mi cabellera castaña y me maquillo sencillo para que mi atuendo llame totalmente la atención, me coloco mi perfume La Vie Est Belle de la marca Lamcome y abandono mi habitación, bajando lentamente las escaleras.

Bajo el ultimo escalón y dejo que la melodía de la música inunda cada partícula de mi cuerpo. Antes de pasar al salón escucho voces desconocidas, <<No sabía que teníamos invitados>> tomo una bocada de aire queriendo calmar mis nervios y me armo de valor, entrando a la sala.

Lo primero que noto es el silencio y la tensión que se crea al yo entrar a la pequeña habitación.

—Buenas noches—. Es lo primero que suelta mi boca al estar incomoda por todas las miradas que caen sobre mi cuerpo.

Unos brazos tocan mi espalda, volteo mi rostro y veo la sonrisa de tía Mary.

—Tía, ¿Quiénes son todas estas personas? —, le susurro con discreción.

Ella responde sin dejar de sonreír a cada invitado.

—Son tu familia, Jennifer—. Habla como si no fuera la gran cosa.

Mis cejas se arrugan y miro a cada persona de esta sala.

—¿Mi familia? —, de un momento a otro mi cuerpo se enfría y desearía tener una chaqueta encima de mis hombros.

Otra mentira que descubro de mis padres. Ellos me ocultaron que tenía más familia, siempre me decían que solo teníamos a tía Mary, que mis abuelos habían muerto... pero todos están aquí. 

Una pareja de ansíanos se acercan a mí y la señora me abrasa, sacudiéndome de un lado a otro.

—Mujer, déjala. Vas a ahogar a la pobre muchacha—. Le dice su esposo.

La viejita se aleja de mí y se limpia las lágrimas que corren por sus mejillas. El señor mayor se acerca y extiende su mano hacia mí. 

—Hola, Jennifer. Yo soy tu abuelo John y ella es tu abuela Nicole—. Se presenta y estrecho su mano.

—Es un gusto conocerlos—. Confieso, dándoles una sonrisa un poco tímida.

Mi abuelo John suelta una carcajada escandalosa y por un momento me recuerda a como sonaba la risa de mi padre.

—Suena igual al hijo de puta que tengo como hijo.

Me roba una risa y la abuela lo jala de la oreja, llevándoselo mientras lo regaña por usar ese vocabulario.

Abrazo a mi tía.

—¿Por qué no me dijiste nada? —, ella se encoje de hombros y acaricia unos de mis mechones de cabello.

—Quería que fuera una sorpresa.

—Y lo lograste.

Ella me deja sola y se va con mi tío al otro lado de la sala. Por mi parte me alejo de todos y me detengo al frente de la ventana, viendo como pequeños copos de nieve caen del cielo.  Me siento incomoda con todas esas miradas encima de mí, me hacen sentir como si fuera un bicho raro.

Una vida llena de secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora