Capítulo 3

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  Suena la campana de descanso. Me dirijo a la cafetería, pero antes de llegar me llega un mensaje de Esteban y lo ignoro, guardándome otra vez el teléfono. Ayer cuando me llamo y me pareció extraño que se despidiera muy rápido y nervioso me entere por el mismo que se había besado con otra y sabrá el que otras cosas más hicieron. Yo después de escucharlo no sabía qué hacer, solo corte la llamada. No sabía que decirle, solo se me ocurrió llamar a Victoria y contárselo. Necesitaba desahogarme, no sabía cómo sentirme.

Todavía no he conocido a los chicos por el inconveniente de esta mañana. Le dije a Vicky que lo dejara para el almuerzo, que seguro ya están adentro esperándome. Entro a la cafetería y me dirijo a la maquina dispensadora. Meto un billete y elijó un jugo de naranja, lo agarro y busco a Vicky. Cuando la consigo camino hacia ella, la mesa está llena, me detengo de golpe a notar quien está sentado en esa mesa.

<<El desconocido>>, Victoria me ve y levanta su mano para que me acerque y con su acción llama la atención de todos en la mesa.

Renuevo mi caminata y llego a la mesa.

— Hola chicos— saludo con la mano, apenada.

—Siéntate, Jenny— me ofrece Andrés.

Me siento a la izquierda de Victoria, Andrés queda a su derecha y los tres extraños a delante de nosotros tres. Victoria se voltea a verme y me sonríe, luego se dirige a los tres chicos que tengo al frente.

— Chicos ella es Jennifer. La nueva integrante de nuestro grupo— les informa a ellos.

— Jenny, él es Cristian— me señala al chico que está a la derecha.

Cristian tiene los ojos azules como el cielo; su pelo es de una tonalidad castaña con reflejos claros; y tiene un increíble físico.

Le sonrió a Cristian y él me devuelve el gesto.

Victoria señala al chico del medio—. Él es Liam.

Liam se ve más tierno, con los ojos y cabello de color caramelo; usa anteojos y es muy delgado.

Luego Vicky señala al último miembro

— Y, por último, pero no menos importante, Jonathan Davis.

Los dos nos miramos y le sonrío tímida. Dirijo mi mirada a los tres.

—Es un gusto conocerlos— respondo sin quitar la sonrisa de mi rostro.

Ellos me analizan y Cristian coloca sus brazos encima de la mesa, inclinándose un poco al frente.

—¿Tienes novio, Jennifer? — pregunta con coquetería.

Mis mejillas se sonrojan cuando todos me miran fijamente.

— Sí, Cristian. Tengo novio— contesto.

—¿Dónde está? Porque si tú fueras mi novia no te dejaría sola en esta mesa rodeada de chicos guapos— dice todo engreído.

— No vive aquí. Es de New York— Victoria me ve y sé que me quiere preguntar algo.

Abro mi jugo y tomo un sorbo. La miro de reojo y suelto una pequeña risita.

— Suelta lo que quieras decirme, Victoria— ella abre los ojos y ríe.

— Puede ser tu novio y lo siento, pero necesito saber qué hiciste con ese idiota— me dice ella enojada.

Yo también lo estoy y sé que si lo tuviera al frente le daría un buen golpe.

—¿Qué te hizo? — me pregunta Andrés.

Respiro hondo y lo suelto.

—Hoy en la mañana me llamo contándome que se había besado con otra— les cuento furiosa.

Una vida llena de secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora