Capítulo 20

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3 semanas después...

Gabriel

Estas tres semanas han sido las más pesadas de mi vida. Jennifer no come, no sale de la casa, ni siquiera ha pisado el colegio. Al frente del espejo me acomodo mi traje y salgo de la habitación para asomarme a la de mi hermana. Esta dormida. Despacio abro la puerta y me acerca a la cama.

La muerte de nuestra madre le afecto de una manera que nunca espere. Aunque ella diga que los odiaba, que no los perdonaría por completo por haberle hecho tanto daño... ella la adoraba, así como también adora a Nicolás.

Ella quiere hacerse la dura, la impenetrable, la que nunca podrán herir, pero en realidad es una chica sensible que solamente quiere que la quieran y aprecien tal y como es. Recojo la cobija del suelo y la vuelvo a arropar para que no sienta frio, cierro la ventana que lleva abierta toda la noche y salgo del cuarto cerrando la puerta a mis espaldas.

Agarro mis llaves y abandono el apartamento, luego de cerrar la puerta con seguro. Abordo el ascensor y contesto la llamada de Demon.

—¿Cómo está? —, es lo primero que dice sin ni siquiera saludarme.

—Igual.

—¿Sigue sin pararse de la cama?

—Tampoco quiere comer.

Abandono el edificio y me monto en mi carro.

—Demon—, le advierto con una voz seria—. No te acerques a mi hermana.

—¿Por qué dices eso? —su voz se escucha burlona.

—No te hagas el tonto que tú y yo sabemos porque lo digo.

Enciendo el auto y conduzco al trabajo mientras que con mi hombro sostengo el teléfono en mi oído.

—Después hablamos, Gabriel—. Y me cuelga.

Jennifer

Vuelvo a despertar en estas 4 paredes con los ojos ardiendo y el nudo en mi garganta. Noto que mi cobija blanca me arropa cuando en la madrugada la tire al suelo, la echo a un lado y me pongo de pie yendo al baño.

Lavo mi rostro y mis dientes, me pongo ropa deportiva para no estar con el pijama de anoche y voy a la cocina para poder comer algo. Me sirvo un simple cereal con leche y me voy al mueble para poder comerlo mientras observo cualquier programa de televisión. Y así paso todo el día viendo un programa para niños de seis años.

Al rato escucho la puerta del apartamento abrir y de ella entra Gabriel con las manos llenas de bolsas de supermercado. Quiero ir a ayudarlo, pero el cansancio no me deja mover algún musculo de mi cuerpo para poder ponerme de pie.

—¿Cómo estás? —, escucharlo con esa voz alegre provoca una sonrisa en mi rostro.

Gabriel estas últimas semanas no se ha separado de mí, ni siquiera para ir al baño, siempre me espera a fuera de mi cuarto y cuando me voy a ir a dormir lo escucho cuando entra a la habitación arropándome bien para que no tenga frio, y como siempre me deja un vaso con agua fresco en mi mesita de noche.

Mis amigos no han parado de llamarme y la única que no ha parado de insistir en que salgamos es Victoria, ya se le nota un poco su panza de embarazo y se ve hermosa, no me canso de verla. Después de que ella le contara a Andrés fue la mujer más feliz del mundo. Andrés al enterarse empezó a llorar de la alegría y no paro de agradecerle por darle la mejor noticia del mundo.

De Liam y Cristian no he sabido nada, aunque los he buscado no sé nada de su existencia. Y de Jonathan... bueno él se separó y tampoco lo he buscado demasiado para saber de su vida. Victoria me conto que Alicia lo ha buscado, pero él no le ha hecho caso, y que ahora se la pasa solo en las clases, en el recreo, en las horas libres.

Una vida llena de secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora