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Earth Katsamonnat estaba excitado. Su cuerpo ansiaba sentir por completo a Win Metawin, pero dadas las circunstancias, no se hallaba listo ni preparado en lo absoluto, sin mencionar el inmenso dolor que le provocaba los golpes que recibió tiempo atrás. Sabía que en vez de satisfacer a su novio y a sí mismo, lo empeoraría.

Detuvo el beso apasionado y la mano de Win antes de que esta se posara al inicio de su ropa interior por debajo del agua espumosa. Su labio herido sangró un poco y se limpió con el dorso de la mano con disimulo.

—Hacerte olvidar este mal rato no necesariamente tiene que ser así, P'Win.

Retiró su rostro del suyo y se alejó un poco de él, pero lejos de que Win se mostrara confuso, lo atrajo a su cuerpo nuevamente con sutileza.

—Jamás he estado con un chico—le oyó decir, al tiempo que le besaba el cuello—y comprendo que no quieras ir rápido, pero, al menos, déjame hacerte sentir bien, sin necesidad de hacerlo directamente.

Él no le dio tiempo a Earth de protestar y sin miramientos, colocó su enorme mano en la entrepierna del chico, paralizándolo.

—No estoy preparado, P'Win y, además, me duele todo el cuerpo—alcanzó a decir Earth.

—Lo sé, solo estaba tratando de hacer que te relajaras, pero creo que resultó lo contrario—vaciló Win al cabo de un momento y apartó la mano de aquella área, dejándola sobre su estómago.

Pese a que, al parecer, Win desistió, no se alejó de él, sino al contrario. Le pasó los brazos alrededor del pequeño cuerpo del chico y usó su firme pecho como apoyo a su herida espalda y ambos suspiraron.

Win Metawin y Earth Katsamonnat, permanecieron un largo rato en la bañera hasta que el agua comenzó a enfriarse. El chico de sonrisa de conejo se hizo cargo de secar y arropar a Earth y hacer lo mismo.

La pareja se metió bajo las sábanas y Earth fue el que quedó profundamente dormido primero, mientras que Win, se dio a la tarea de contemplarlo en la tenue oscuridad, ya que una sola lámpara había quedado encendida.

Con la yema de su dedo índice, recorrió el delicado rostro de Earth, cuya piel estaba enrojecida y amoratada en ambas mejillas, sin mencionar su labio inferior roto, en muy mal estado, pero a pesar de ello, el chico dormía plácidamente; su respiración lenta lo decía. No sentía dolor alguno en ese momento.

¿Por qué era tan lindo?

¿Cómo es que terminó sintiéndose atraído por él de manera abrupta?

Y habría continuado admirándolo y acariciándolo en silencio, de no ser por el sonido de un mensaje en su teléfono, provocando un gruñido de Earth mientras se daba la vuelta para quedar a espaldas de él. Win pretó las mandíbulas y a regañadientes, saltó fuera de la cama y alcanzó su móvil con irritación.

Era un mensaje del grupo de chat de sus compañeros de la universidad en plena madrugada. Ni si quiera lo leyó para saber de qué se trataba. Él ya le había puesto punto final a ese absurdo desafío que le impusieron sus "amigos" de clase, desde el día que estuvo tres días conviviendo en la casa de Earth Katsamonnat en Chiang Mai y se dio cuenta que en verdad le gustaba ese chico.

Y como no contestó, una llamada entrante de uno de ellos, lo sobresaltó y alcanzó a bloquear el sonido antes de que sonara fuerte.

Miró a Earth y al verlo aún dormido, optó por salir de la suite a responder la llamada. Se puso una sudadera, se calzó los tenis y salió a hurtadillas en la oscuridad.

—¿Qué demonios quieres, Arthit? —siseó Win, encaminándose a la terraza.

Y sin que él se diera cuenta, la puerta de la suite más cercana se abrió y la cabeza de Bright Vachirawit se asomó con curiosidad. Él sufría insomnio y se había quedado jugando en su teléfono hasta muy tarde, y al escuchar la voz de su amigo, decidió echar un vistazo para ayudarlo si en caso Earth seguía mal.

SUNFLOWER SMILEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora