Donghyuck pestañeó un par de veces con la intención de alejar el sueño.
No había dormido en los últimos días, y cualquiera podía decirlo por su aspecto físico.
Se sentía agotado y triste, pero había algo que no podía evitar hacer sin importar su estado de ánimo, y era cuidar a los demás.
Miró a Sungchan, quien tenía los ojos hinchados por las lágrimas que se permitía derramar ocasionalmente y la nariz irritada.
Sollozaba por lo bajo y sorbía su nariz.
- Bebé – llamó, acercándose a él.
El menor no lo miró, sus ojos aún se posaban en sus manos.
- ¿Quieres que te prepare algo rico? Te hará sentir mejor –
Silencio.
- Volveré en un momento – aseguró, caminando hacia la parte trasera del mostrador.
Caminó por el pasillo hasta llegar al almacén de secos, comenzando a seleccionar los mejores ingredientes para preparar unos deliciosos panqués de chocolate.
- ¿Puedes preparar un poco para mí? – dijeron detrás de él.
Se giró asustado hacia la voz y lo miró perplejo.
- Niño... -
- Jeno – jadeó, antes de arrojar los objetos de sus manos y abalanzarse sobre él.
Lo abrazó con fuerza, sollozando contra su voluntad y diciéndole palabras sin sentido.
- Lo siento –
- Dijiste que vendrías –
- No pude hacerlo – respondió el dios, correspondiendo el abrazo – no llores –
- Te extrañé mucho –
- Ya sé – rió – por favor, no es para tanto –
- ¿Cómo puedes decir eso? – se separó para mirarlo - ¿tú no me extrañaste a mí? –
El mayor lo miró dudoso, notando lo demacrado de su apariencia y apretó los labios.
Sería ideal que respondiera un simple "sí".
En su lugar, apretó su cintura para atraerlo más a sí mismo y besó sus labios profundamente.
Quiso convencerse de que lo hacía por el puro compromiso de hacerlo, y no que sus profundos anhelos de sentir el calor ajeno lo habían arrastrado a ceder.
Se separó para apresar sus mejillas entre sus manos y lo besó nuevamente, esta vez, más gentil y suave.
El suspiro de Donghyuck lo despertó de su ensoñación, haciéndole retroceder para mirarlo a los ojos.
- Los panqués – susurró, mezclando su aliento.
- Te amo, Jeno –
El azabache sonrió y se hincó para ayudarlo a levantar los ingredientes del suelo.
- Vamos – dijo ofreciéndole su mano para llevarlo de vuelta a las parrillas.
Cuando llegaron, encontraron la más extraña escena en que habían visto participar a sus respectivos amigos.
Sungchan lloraba desconsolado mientras abrazaba a Jaemin por la cintura, quien sostenía su rostro mirándolo con ternura.
- Vamos, bebé. No pudo ser tan malo –
- Te extrañé todos los días –
- Yo también te extrañé – sinceró.
- ¿Por qué no me llamaste? –
![](https://img.wattpad.com/cover/252669052-288-k957976.jpg)
YOU ARE READING
The month
FanfictionEl amor de las flechas de Cupido (Eros, en los peores casos) duraba solamente un mes en el tiempo humano. Si te quieres deshacer de una persona, eso está perfecto. El problema es cuando no quieres hacerlo. A causa de la gracia accidental de Sichen...