Capítulo 13

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Jaemin lanzó una corriente de aire con brillos color rosado hacia el techo del comedor.

Con ella formó un corazón, un caballo, un remolino, el rostro de Sungchan, y luego, un corazón roto.

Una lluvia de diamantina se dejó ver cuando el menor entró por la puerta.

- ¿Sigues aquí? – rió – pensé que te habías ido –

- Te estaba esperando –

- No lo sabía, lo siento – caminó hacia el refrigerador – por las dos noches –

- Está bien – se levantó de su silla - ¿estabas con tu madre? –

El menor asintió, bebiendo un trago de jugo.

- Claro –

- ¿Claro? –

- Una noche – se encogió de hombros.

Jaemin tragó duro.

- ¿Y la otra? –

- El chico lindo – sonrió.

El dios asintió.

- ¿Me tuviste dos días esperándote y sólo estuviste por ahí revolcándote con un chico lindo? –

- Yo no te pedí que me esperaras – rodó los ojos – ni siquiera sé que haces aquí todavía –

- ¿Qué? –

- Puedes irte, Na. Sabemos que esto no es real – lo miró a los ojos – tú no me amas, yo no te amo, ni siquiera estoy enamorado de ti –

- Yo... -

- Eres hermoso, no tengo duda de eso, pero esto no es amor – se posó frente a él – es una ridícula broma que tú y tu amiguito decidieron jugarnos a un montón de simples seres terrenales –

- Fue un accidente – murmuró.

- Sé que para ustedes no tenemos mucho valor, entiendo que sea así, pero lo que hicieron fue cruel y, francamente, no puedo esperar a que termine –

- ¿Entonces me voy? –

- Hazlo – asintió – insisto, no sé que haces aquí aún –

- ¿Por qué me tratas así? – recriminó – yo no te he hecho ningún daño –

- ¿No es ningún daño para ti que hubiese estado a tu merced inconscientemente? – rió amargo – mierda, yo recuerdo todo lo que hice y el desprecio de tus ojos en respuesta a mis esfuerzos –

- Nunca te desprecié –

- Y eres Afrodita – murmuró - ¿no eres tú la puta de los dioses? –

No logró registrar nada que no fuera el ardor que la palmada había recibido en el rostro.

Apenas se recompuso cuando pudo distinguir al peli rosa caminando hacia la puerta del departamento.

Quería llamarlo y pedir perdón, había sido un imbécil y lo había ofendido pero, ¿qué caso tenía?

No era él hablándole a Jaemin, era su corazón hipnotizado por un amor que ni siquiera existía, nada era real.

Podría olvidar su rostro herido, podría ignorar el parpadeo de las luces provocado por la ira del dios, podría dejar atrás como sintió el tiempo detenerse cuando dijo esas horribles palabras.

En cuestión de días, Jaemin no existiría más en sus pensamientos, o su corazón.








- Lo voy a matar – gruñó Jeno, caminando de un lado a otro - ¿por qué no lo hiciste tú? –

- No quería hacerlo – balbuceó Jaemin con el rostro apoyado en la palma de su mano – quería dañarlo, pero no matarlo –

- No puede tratarte así – se acercó, colocándose de cuclillas frente a él – pide lo que quieras, amigo. Lo que necesites lo haré si te hace sentir mejor –

- Sé de antemano que la respuesta es "no" pero... – sonrió con tristeza - ¿puedes regresar el tiempo? –

Jeno tomó su mano y la besó.

- Lo siento mucho –

- También yo – rió sin ánimo – pero está bien. No durará mucho –

- ¿Quieres que lo castiguemos? –

- No, eso sólo empeoraría las cosas – se incorporó, acariciando la mejilla de su amigo – además, yo lo golpeé –

- No puedo culparte –

- No me hizo sentir mejor. De hecho, medio siento que él tenía la... -

- No lo digas – advirtió – no existe ningún motivo válido para haber sido un sucio idiota contigo, incluso si tú lo hubieses lastimado –

- ¿Eso crees? –

- Yo lo merecía, mierda. Sicheng incluso debió ser arrojado al mar. Pero tú no fuiste más que una incondicional compañía que cuidó de él para que no cayera deprimido e intentara algo estúpido –

- Tienes razón –

- ¿Y qué más da si te acostaste con alguien más? No sólo eres un dios, eres Afrodita. No sé qué es lo que esperaba el estúpido. Él ganaba cuando te tenía junto a él todas las noches y debería estar agradecido –

Jaemin apretó los labios.

- Yo no lo hice – murmuró.

- ¿Qué? –

- Yo no me acosté con nadie más –

Jeno frunció el ceño.

- Tú... bueno – aclaró su garganta – pero ¿por qué no? –

No respondió, sólo miró sus manos avergonzado.

- Nana – llamó condescendiente, atrayéndolo en un abrazo – no, Nana –

- Lo siento –

- No te disculpes, no fue tu culpa –

- No sé cómo pasó – se lamentó – creo que sus atenciones... no sé -

- Está bien, te ayudaré a salir de esta – aseguró – haremos lo posible para que lo olvides –

- Gracias –

- Ahora quiero matarlo más – lloriqueó – ese idiota de verdad cruzó la línea –

- No lo asesines – pidió serio – hasta que lo deje ir –

El azabache asintió y lo atrajo más cerca de sí, sentándose a su lado.

- Hey, ¿por qué esas caras largas? – saludó Sicheng, entrando en la estancia.

- No es un buen momento – bramó Jeno.

- ¿Qué pasa? – se sentó al otro lado de Jaemin - ¿estás bien? –

El otro negó triste.

- ¿Quieres salir? –

- No ahora – hizo una mueca – pero sí quiero ir a esa fiesta de la que tanto has estado hablando. ¿De qué se trata? –

- Es la inauguración de un bar o algo así. Mucha gente, algunos dioses – alzó las cejas – nos conseguirás algunas presas con tu belleza –

- Estoy dentro – sonrió coqueto.

- Ese es mi amigo – celebró Jeno, golpeando su espalda – nos divertiremos, ya verás –

Esperaba que fuera así.



Que horrible eres, Sungchan. Te cancelo :(

Esto es todo por el momento. En un ratito sigo subiendo.

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