ᴄᴜᴀᴛʀᴏ |ʀɪsᴀs ʏ ¿?

518 79 45
                                    

Extrañar, que palabra de mierda, que sentimientos de mierda.

Vacaciones llegaron, y Andrés observaba con detenimiento cada pequeño detalle del techo, mientras en sus audífonos se reproducía "door". Pensaba en Ari, y más de lo que le gustaría, y lo que más odiaba es que ni siquiera era algo que le molestara.

Una cantidad desenfrenada de energía recorría todo su cuerpo mientras la contenía en esa cama, le torturaban las ganas de saltar y dar vueltas, no entendía qué le hacía sentirse así. Pero se sentía feliz, emocionado, y esa sensación le generaba incomodidad, no estaba acostumbrado.

Tocan la puerta de la habitación, pero Andrés ni siquiera oye, está tan concentrado en las canciones y en disfrutarlas que el mundo externo a él, sus audífonos y el techo, no existen. La persona detrás de la puerta frustrada por no recibir respuesta después de llamarlo con insistencia abre despreocupado, era su hermano mayor, Víctor.

El muchacho castaño sonríe al ver a su hermano con tanta tranquilidad, pero debía corromper esa paz a toda costa, y no es que disfrutara de molestar a su hermano, simplemente lo extrañaba más de lo que le gustaría admitir.

Víctor se acerca con cuidado a jalarle uno de los rizos a su hermano yaciente en la cama.

— ¡Coño tío! ¿¡Qué mierda te pasa Víctor!? —Dice para sacarse los audífonos rápidamente casi por reflejo.

Víctor sólo soltó una carcajada muy efusiva.

— ¿Podemos hablar? Extraño a mi hermanito. —Inquirió entre carcajadas el mayor.

— ¿De qué quieres hablar?

Al de cabello semi-ondeado le costó admitirlo, pero la forma tan seca de responder de su hermano lo hizo sentir herido, prácticamente rechazado.

— Pues sólo quería compartir un rato con mi hermano, pero si no quieres está bien.

— ¡No no! No me refería a eso, es sólo que pensé que tenías un motivo específico para hablarme. Honestamente si extraño pasar rato contigo.

— ¿Quieres jugar unas partidas de damas?

— Te diría ajedrez pero la verdad llevo tanto tiempo sin jugar que seguramente me haces pedazos.

Víctor nuevamente carcajeó, le causó risa la situación, ya que Andrés nunca fue bueno en el ajedrez ni siquiera con esfuerzos.

Bajaron a la sala de estar y prepararon palomitas de maíz con refrescos para jugar y ponerse al día, a pesar de vivir juntos, ambos eran adultos los cuales vivían vidas con agendas completamente llenas.

Hablaron por horas, disfrutaban de reír y emocionarse por movimientos y jugadas inesperadas, era divertido, y esa espontáneidad generaba algo nostálgico en ese ambiente.

— Víctor, me he estado sintiendo extraño últimamente.

— ¿Extraño cómo?

— Extraño feliz.

El mayor se calló mientras movía una pieza en el tablero, su hermano lo confundió.

— Explícate.

— Conocí a alguien hace al rededor de 2 meses, esta persona no sale de mis pensamientos y me hace sentir tan feliz que es extraño, me siento como si quisiera correr y saltar todo el día, como si fuese que me hubiera tomado unas 20 bebidas energéticas.

Cigarrillo | Spartor Where stories live. Discover now