DIEZ; JOKES

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¿Qué se supone que debo de usar para un baile? Desde esa vez en que Kaira y yo quedamos en ser pareja para el baile, no he terminado de comprender si se supone que debo de ponerme algo en específico

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¿Qué se supone que debo de usar para un baile?
Desde esa vez en que Kaira y yo quedamos en ser pareja para el baile, no he terminado de comprender si se supone que debo de ponerme algo en específico.

Por más ayuda que mi madre intentara brindarme, seguía sintiéndome inseguro de si me vería bien al lado de mi mejor amiga.

Quiero decir, me importa mucho, porque lo hago por ella y solo ella. Quiero que esté feliz después de todo.

—¡Christopher te ves bien!— gritó mi madre ya harta de mis cambios de humor respecto a este esmoquin —te ves bien con todo, verás que Kaira piensa lo mismo.

No me convencía, pero justamente era hora de ir a buscarla a su casa, porque aunque ella me dijera que nos viéramos en la escuela, yo sabía que sería de película ir hasta su puerta.

[...]

¿Solo toco el timbre y ya? ¿Y si ya se fue? ¿La llamo? ¿Llevará teléfono o acaso-

—¡Chris!

Alcé mi vista hacia la ventana de arriba.
Su sonrisa me hizo pensar que no estaba molesta de verme afuera de su casa.
La saludé lentamente y agaché la cabeza en cuanto ella se metió otra vez.

Unos segundos solamente y la puerta frente mía se abrió dejando ver el increíble vestido que Kaira traía puesto. Su maquillaje combinaba, su peinado no era más que media coleta y aún así la hacía lucir elegante.

—Hola— sus mejillas se ruborizaron.

Sonreí —hola ¿es muy temprano? Si aún no acabas puedo esperar.

Negó —estaba por irme a la escuela, llegaste justo a tiempo.

Que alivio.

Kaira se giró y gritó —¡mamá, papá, ya llegó Chris, los veo más tarde!— y cerró la puerta para tomarme de la muñeca —vamos antes de que insistan en tomar fotos— me jaló y nos fuimos casi corriendo.

[...]

Teníamos rato paseando por el gimnasio donde se suponía que era el baile.
Las luces eran muy fuertes, parecía una discoteca de los años 80. La música era lenta y me ponía nervioso que hubiera tanta gente con sus parejas bailando.

Era el momento. La invitaría a bailar porque para eso vinimos, de eso se trataba.

—Kaira— la jalé del brazo cuando noté que pensaba seguir caminando.

—¿Qué pasa?— me miró atenta con su vaso de soda en la otra mano.

—¿Quieres bailar?— dije con mi voz temblorosa, pero no se notó por el tono de la música de fondo.

Negó con la cabeza con indiferencia —la verdad no— se soltó y siguió caminando un par de pasos más.

Me quedé quieto procesando su respuesta, hasta que ella giró otra vez con una enorme sonrisa llena de burla.

—Era broma— dejó su vaso en las gradas —bailemos— se acercó corriendo y me volvió a jalar del brazo hasta en medio de la pista.

Coloqué cuidadosamente mis manos sobre su pequeña cintura, ella puso las suyas en mis hombros y soltó un suspiro a la vez que me miraba directamente a los ojos.

—Reagan vino— susurró mientras comenzábamos a bailar lentamente —hace unos minutos la vi con un chico en las gradas, creo que no planeaban bailar, parecían molestos.

Me encogí de hombros como respuesta.
Reagan era el tema que menos quería oír esta noche. No cuando tenía los ojos de mi mejor amiga justo enfrente, brillando por el reflejo de la luz desde distintos ángulos.
Kaira, ella era la persona, ¿cómo no me pude dar cuenta?

El día que escribí aquella nota, donde decía lo que sentía por una chica, pero jamás se daría cuenta porque no planeaba darle la carta.
Siempre reflejé mis palabras en ella, todo el tiempo pensaba en Kaira y todas aquellas bromas pesadas que nos hemos hecho desde que nos nombramos mejores amigos.

—¿Qué tienes?— frunció el ceño.

Negué con una sonrisa enorme —nada.

Kaira, me gustas. Siempre fue así.
Probablemente Reagan fue producto de mi terquedad al no querer aceptar que sentía algo por mi mejor amiga.

—Chris— me llamó y yo la miré completamente atento —¿por que tan de repente olvidaste tus sentimientos por Reagan?

Reí leve —no los olvidé— parecía que por su expresión, se encontraba asombrada —es que jamás existieron, solo era...

—¿Si?

—Siempre escondí mis sentimientos a través de ella— aclaré ya más firmemente.

—Oh— exclamó aún confundida.

—Kaira.

Asentió.

—Eres tonta— reí cuando noté su ceño fruncido.

—Y tú un idiota, pero ¿a qué viene eso?— chasqueó la lengua ofendida.

—A mí me gusta una tonta— bajé el tono de mi voz, pero mi sonrisa no podía irse ahora que su expresión cambió.

Su sonrisa apareció y agachó por unos segundos la cabeza —supongo que entendí tu indirecta muy directa— alzó la vista —¿entiendes que te gusta alguien instable emocionalmente?

Reí a carcajadas —creo que eres la persona más estable emocionalmente que he conocido— hice una pausa —y aunque no lo fueras ¿en qué afecta lo que siento?

—En que no podrías soportarme— se defendió.

—Todos estos años lo he hecho— solté un suspiro cuando algunos recuerdos rápidos aparecieron en mi cabeza.

Paró de bailar y me miró seriamente —ugh, mira lo me haces hacer— se quejó —cuesta creerlo pero igual me gustas Christopher Bang— me dio un golpe en el hombro.

Me quejé mientras reía —lo sé.

Kaira se sonrojó enseguida, pero antes de que dijera algo más como quejarse, conociéndola lo haría.
Me acerqué y coloqué mi mano en su mejilla para besarla.

Ella se tensó, pero de a poco pasó sus brazos por mis hombros para acercarnos cada vez más.
Solo bastaron unos segundos así hasta alejarnos y mirarnos con unas sonrisas que decían lo mismo.

Después de unos segundos así, terminamos riendo a carcajadas, tanto así que los alumnos alrededor nos miraron sin entender nada.

La noche se basó en bromas, muchas en verdad. Kaira se cayó dos veces en medio de la pista por correr, aunque traía tenis en lugar de tacones, igualmente se tropezó.

Ella volcó su soda sobre mi traje y yo le tiré la mía en su rostro, pero no podíamos parar de reírnos ambos.
Terminamos tirados en las gradas sin poder mantenernos de pie por el dolor de estómago entre tantas carcajadas esa noche.

𝐉𝐎𝐊𝐄𝐒 || 𝐁𝐚𝐧𝐠 𝐂𝐡𝐚𝐧 Where stories live. Discover now