Capítulo 32.

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Narrador Omnisciente

—Maldita sea, no sé cómo acepté. —murmuró de mala gana Jade, mientras buscaba una de esas bolsas de dormir en su mochila.

Harry, mientras tanto, estaba en una burbuja de felicidad: su novia se quedaría toda la noche con él, había tenido una cita con ella, y el simple hecho de que ella viniera a visitarlo mejoró mucho sus vacaciones.

—¿Qué estás buscando? —le preguntó Harry en un susurro, para no despertar a sus tíos o a Dudley.

—Una bolsa de dormir —le respondió Jade, con obviedad—, no pienso dormir en el piso sin al menos una cobija.

Eso lo sacó de su burbuja por unos instantes.

—¿Qué? ¿No vas a dormir en mi cama?

—¿Y dejar que tú duermas en el piso? Para nada —respondió ella. Estaba comenzando a considerar seriamente el meterse dentro de la mochila para buscar esa estúpida bolsa.

Harry negó con la cabeza— yo no dormiré en el piso, y tú tampoco.

Jade dejó de lado su búsqueda y miró a Harry sin entender. Luego cayó en cuenta de lo que él quería, y miró la cama de él, sintiendo su corazón acelerarse.

—La cama es muy pequeña para los dos —objetó, y aunque su semblante era serio, por dentro estaba muriéndose de nervios.

—Puedo abrazarte —replicó Harry, sin maldad.

Jade parpadeó. Miró por unos momentos la mochila, peleando consigo misma.

Su mente le decía "no, ¿y si sus tíos vienen en la mañana y los encuentran ahí? ¿Qué crees que pensarán? ¿Que estaban conversando? ¡No!"

Pero por otro lado, su corazón, aparentemente excitado por la idea de ser abrazado y dormir junto al chico que le gustaba, gritaba "¡Sí! ¡Sí! Vamos, es la primera vez que te acercarás tanto a un chico. Como dijo la abuela: disfruta lo más que puedas de tu juventud."

Ella dejó escapar un suspiro, y metió la mochila debajo de la cama. Se quitó los zapatos, y miró a Harry.

—Bien, tú ganas.

Harry no se pudo sentir más feliz en ese momento.

Se hizo a un lado en su cama, y le dejó un espacio libre a Jade. Su corazón se encontraba latiendo con fuerza, y sentía cosquillas en el estómago.

Jade se subió a la cama y se acostó en ella. Sus manos sudaban levemente. Harry se acomodó de modo que ella no se sintiera incómoda. La luz de la luna iluminaba la oscura habitación, y todo estaba sumido en un silencio agradable, roto ocasionalmente por los ronquidos de tío Vernon o de Dudley.

Jade agarró la sábana (que, para su sorpresa, era más grande que la misma cama) y se la echó hasta la cintura. La otra mitad, se la echó por encima a Harry, para que quedara hasta su cintura también. Le dirigió una sonrisa hermosa, y luego se puso de lado.

Harry se quedó inmóvil, sin saber qué hacer exactamente. Entonces Jade alzó la cabeza, y le susurró:

—¿No dijiste que me ibas a abrazar, tonto?

Harry asintió y, con el corazón casi saliéndose de su pecho, pasó sus brazos alrededor de la cintura de Jade, para luego atraerla hacia su pecho. Pudo mirar levemente una sonrisa en sus labios antes de quedarse dormido.

A la mañana siguiente, Harry bajó a desayunar mientras ella seguía dormida.

Como era costumbre, los Dursley lo ignoraron por completo hasta que llegó una lechuza.

Monamour. |Draco Malfoy|Where stories live. Discover now