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Shirou despierta sobresaltado, apenas dándose cuenta que se había quedado dormido nuevamente en su escritorio, hecho un un mar de lágrimas, respirando rápidamente del susto. Su garganta parece tener un horrible nudo; mientras que su cuerpo tiembla de forma alarmante
Era la cuarta vez en dos días seguidos que despertaba de forma tan repentina; producto de sus propias pesadillas.
Unas risas lejanas se escuchan afuera de su oficina, sacandolo un poco de la disociación en la que se encontraba. Pudo reconocer en cuestión de segundos de quienes provenían aquellas risas. Eran tanto de Michiru, Nazuna y Pingua.
Trata de eliminar cualquier lágrima de su rostro, respirando profundamente, esperando tranquilizarse un poco.
Tomo lo su abrigo del perchero, poniéndose lo mientras se disponía a salir lo más rápido posible de su oficina y de la cooperativa en general.
Lo último que quería era que alguien lo viera en aquel estado tan débil y triste.
ーVoy a estar afuera aún ratoー le anuncia aa Melissa, sin si quiera darle un momento para que está le responda algo en particular.
Lo último que escucha Shirou antes de salir es un aviso de Melissa sobre el como tenga mucho cuidado, y siente el como unos orbes rosados lo observan con confusión mientras sale de la cooperativa.
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Una parte de el realmente agradecía el haber salido estando completamente de noche, las calles estaban menos pobladas de Beastman como en el resto del día.
Sobre todo en el parque que había llegado a parar, se encontraba totalmente abandonado. Solo estaba el ahí sentado en una banca cualquiera, dejando que sus pensamientos lo comieran vivo.
Apenas había pasado dos semanas desde que el problema de el síndrome Nirvasyl había sido tratado quedando pocos casos que resolver de este.
Aún así... Aquello no había impedido a la mente de del lobo atormentarlo con pesadillas, como lo había hecho durante los últimos siglos.
