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El lobo observo la nota con el ceño fruncido. La cocina de la cooperativa se encontraba completamente sola. Los Horner al parecer habían salido, o estaba ocupados.
Suspiró con pesadez para comenzar a leer lo que decía en esa nota.
"La pequeña Tanuki decidió llevarme a su entrenamiento de béisbol cuando desperté. No quise levantarte ya que parecias estar muy cansado ayer. Regresaremos en la tarde. Hay ramen, calienta un poco. Por favor quiero que comas algo antes de que llegue. -Pingua"
Shirou suspiró profundamente, dejando la nota en la mesa. Desde hacía tiempo, Pingua había comenzado a tener la manía de preocuparse mucho por el lobo.
Si lo encontraba dormido en su escritorio, el albatros le insistiria repetidamente hasta que este fuera a descansar a su habitación. Incluso ya había empezado a cargarlo directo a su cama, para que descansará ahí, en vez de su escritorio o sofá.
Igualmente le recordaba constamente al lobo sobre que comiera algo la mayoria de los días. Casi arrastrandolo hacia la cocina solo para que Shirou no se descuidara.
En ocasiones, cuando el lobo apareciera con heridas, Pingua se encargaría de sanarlas los mejor posible. Junto con un par de sermones sobre el como Shirou era descuidado con su persona.
Todas estas preocupaciones, tenía al lobo ligeramente... ¿Confuso? No estaba tan acostumbrado a que alguien se preocupara de una forma tan sería de su salud en general.
Claro que Gem, Melissa y Michiru se preocupaban por el. Sin embargo, Shirou hacia lo mismo que había hecho por mil años, apartarse de todos, fingir que el dolor o el cansancio no era tanto.
Pero esto parecía importarle en lo mas mínimo a Pingua, siempre se preocupaba por Shirou, incluso si el lobo tratará de apartarlo, el albatros aún así trataría de cuidar a Shirou, como si él fuera algo frágil.
Lo odiaba...
Shirou había comenzando a odiar esto, odiaba las extrañas sensaciones que había comenzado a sentir por el albatros.
Odiaba la forma en la que sentía extraña cada vez que estaba cerca de Pingua.
Odiaba el como su cara se teñía de rojo cada vez que el albatros le diera un cumplido o coqueteara con el.
También odiaba lo ligeramente vacío que se sentía que cada vez que Pingua estaba de viaje, totalmente lejos de Anima City.
Lejos de Shirou.
Pero aún así, no importaba cuánto odiase esas sensaciones, o incluso tratara de evitar sentirse así, era imposible. Lo había intentado y había fallado. Trato de alejarse de Pingua y sus cuidados constantes hacia el, y fracaso rotundamente.
