❝Dia 09: En un estilo diferente❞

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Nada en esta vida es para siempre

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Nada en esta vida es para siempre

Eso había aprendido Shirou a lo largo de su vida como un beastman común.

Las cosas constantemente cambian, para bien o mal. Era el proceso natural de la cosas, todo tenía un inicio y un fin. Las cosas constantemente cambian, para bien o para mal; pero lo hacían.

Todo parecía tener un fin... 

Excepto el.

Aquella era su maldición desde que él se había vuelto el lobo plateado, el observaría todos estos cambios por el resto de la eternidad. Hundiéndose en su miseria.

Había permitido el tener a personas importantes para él en sus vida, ¿y a dónde le llevó todo eso?

A perder todo y a la vez nada en unos años; aunque comparando con el resto de su inmortalidad, todo eso parecía ser segundos.

Se negó así mismo a volver el formar vínculos. Se privó de cualquier sentimiento de felicidad, de cariño, 

de amor, por varios siglos. 

Construyó sus muros para evitar que más personas se metieran en sus vidas. Para evitar el volver a querer a alguien y perderlos.

Pero no todo en la vida es como queremos. Eso también lo aprendió con el paso del tiempo. 

No importaba que tan fuertes fueran aquellos muros que había llegado a construir; siempre existía alguien que los rompería. 

Y ahí se encontraba, en medio de la playa de Anima City observando a Michiru tontear con Nazuna y sus amigas, mientras que él la observa desde la distancia, cerciorándose de que nada malo le ocurra a Tanuki.

Los Horner se habían ausentado unos minutos, mientras en se contraba sentado en la arena con él albatros como compañía.

Tantos años tratando de evitar que alguien se acercara a él de una forma sentimental; aguardando todo para el mismo.

Todos esos esfuerzos para que al final, una chica Tanuki se metiera a la fuerza en sus vida, sin que él lo pidiera. Shirou agradece el haber conocido a Michiru.

Si era algo cansado arreglar los constantes desastres que ella provoca, es agradable su compañía; y pese a que él lobo nunca lo admitiría, él realmente la apreciaba.

Sintió una mano ajena acariciando la suya, trazando suavemente círculos. Sus ojos verdes pálidos se encontraron con unos rosados observando lo con cariño.

—¿Todo bien cachorro?—  el tono de la voz del albatros desborda tantos sentimientos solo para Shirou, que este mismo no puede evitar sonreír genuinamente. 

A pesar del tiempo, él aún no está acostumbrado a sonreír continuamente (porque algunos hábitos son más difíciles de dejar atrás que otros). Shirou puede haber excepciones de vez en cuando, y sobre todo si se trata de Pingua.

Asiente lentamente para luego enterrar su cabeza en el cuello del castaño, apreciando el aroma de este mismo.

No importaba cuantas veces el lobo haya visto o percibido el olor del mar fresco. Por mucho tiempo, había comenzado a amar el olor de marea y cigarros que desprendía Pingua. 

Al principio detestaba al albatros; en su defensa, el no tenia la culpa de que Pingua fuera un terrorista. Y tal vez solo lo había deja ir por la extraña simpatía que sintió por el.

Shirou sabía perfectamente lo que significaba perder todo y no tener a nadie como apoyo. Algo en lo que ambos congeniaron.

Y luego.... Todo cambió después del problema con el Síndrome Nirvasyl. Poco a poco el albatros hizo lo mismo que Michiru.

Se metió a la vida del lobo en contra de la voluntad de este. Pingua siempre fue amable con él de cierto modo, preocupándose por su salud, estando ahí para él lobo cuando se encontraba mal.

Tal vez era cuestión de tiempo que ambos cayeran enamorados el uno del otro.

Y aquello era lo que más le aterraba a Shirou, tener todo y nada al mismo tiempo. Tener todo aquel amor por parte de Pingua, y de un día para el otro sobreponerse ante su dolor al saber que perderá todo en algún punto.

El saber que perderá a Pingua.

Pero aun así, era demasiado temprano para pensar en todo aquello. Otro día se encontraría mortificado sobre el hecho de ser un un dios inmortal y todo lo que implicaba.

Por ahora, solo se concentraría en disfrutar del aroma del albatros y la compañía, amor que este le brinda.

Enterró más su cabeza en el cuello de Pingua, mientras lo rodeaba con sus brazos dándole un cálido abrazo, el castaño solo ríe suavemente, correspondiendo el abrazo que de Shirou.

—Pingua...— hablo en voz baja para luego escuchar al mencionado, tararear en señal de prestarle atención. Respiro profundamente, antes de hablar.

—Te amo—

—Yo también te amo, Shirou—.
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—Yo también te amo, Shirou—

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🍒.— ¿alguien sigue teniendo esta cosa en su biblioteca? Perdon por no acutlaizar desde hace banda de tiempo, pero es que no tenia nada de animos.

Por cierto, admiten la bonita portada q hice o lloro.

Espero acutlaizar mas seguido, besitos, chau, chau.

𝟑𝟎 𝐃𝐀𝐘𝐒 𝐎𝐓𝐏 𝐂𝐇𝐀𝐋𝐋𝐄𝐍𝐆𝐄┊𝘚𝘩𝘪𝘯𝘨𝘶𝘢Место, где живут истории. Откройте их для себя