Daniel se encuentra sentado en el sofá de su lujoso apartamento, con una copa de whisky en la mano. Su mirada se torna pensativa mientras su mente divaga hacia Beatriz, la mujer que logra perturbar su seriedad y despertar emociones en él.
'Beatriz... una mujer tan singular y deslumbrante. Aunque su apariencia no cumpla con todos los cánones de belleza establecidos por la sociedad, su espíritu y su inteligencia la hacen destacar por encima de todas. Es enigmática, impredecible y completamente distinta a las demás'.
Un brillo de deseo y fascinación aparece en los ojos de Daniel mientras continúa pensando en ella.
'Me intriga su fortaleza y su valentía para enfrentarse a los desafíos que la vida le presenta. Es como una llamarada que arde intensamente y no se deja apagar por nada ni nadie. Si tan solo pudiera ser yo quien despierte esa pasión en ella, quien la guíe hacia un mundo de emociones y placeres inexplorados...'
Daniel suspira profundamente, sacudiendo ligeramente la cabeza para alejar esos pensamientos.
Con decisión, Daniel se levanta de su asiento y deja la copa de whisky sobre la mesa.
—Beatriz, eres un desafío que me provoca, pero debo resistir la tentación. No puedo permitir que nubles mi juicio.
Con esas palabras, Daniel se encamina hacia la puerta de su habitación, se detiene frente al espejo y sigue pensando en ella, por más que quiera evitarlo.
'Comparar a Beatriz con las mujeres que he estado sería una tarea difícil, ya que ella es única en su estilo. Su apariencia no se puede comparar con las mujeres que usualmente suelen llamar mi atención. Su belleza es distinta, no sigue todos los estándares convencionales de la moda y la estética y eso me parece fascinante. No puedo negar que hay mujeres que también tienen un atractivo innegable. Mujeres sofisticadas, elegantes, que encajan más con mi estilo de vida. Pero ninguna de ellas logra despertar en mí esa curiosidad y esa chispa que Beatriz provoca'.
Se pasa una mano por el cabello, desordenando ligeramente su peinado.
'Tal vez sea el desafío de conquistar a alguien tan diferente a lo que estoy acostumbrado, o simplemente la forma en la que ella me saca de mi zona de confort. Sea cual sea la razón, no puedo negar que hay algo en Beatriz que me atrae, a pesar de todo'.
.........
Al día siguiente, Betty llega a ecomoda y le pide a Aura María que la acompañe a su oficina.
—Buenos días (Saluda con una sonrisa)
—Buenos días Betty. (Responden todas excepto Patricia)
—Aura María, acompáñeme a mi oficina, por favor.
—Si señora. (Se levanta de su asiento y se va tras Betty. Entran a presidencia y Aura cierra la puerta)
—¿Y qué Betty? ¿Cómo le fue con el doctor Valencia? ¿Hubo besitos y todo? (Dice con risa pícara mientras se sienta en el sofá)
(Betty toma asiento en su silla)
—Ay Aura María, cómo se le ocurre, no, no hubo besitos y precisamente por eso le pedí que me acompañara. Le voy a contar lo que pasó anoche, pero prométame por lo más sagrado que no le va a contar a nadie.
—¿Ni siquiera a las del cuartel?
—No, ni a ellas tampoco.
—Está bien, se lo prometo. (Alza su mano derecha en señal de promesa)
—Anoche llegué al restaurante donde me citó el doctor Valencia y como siempre, su actitud no fue para nada agradable. Mantuvo esa arrogancia que siempre lo caracteriza, jja jja. Hablamos principalmente sobre asuntos relacionados con la empresa, aunque intenté mantener la conversación profesional, no pude evitar sentirme un poco incómoda por su actitud prepotente.
