Antes de irse, Daniel pasa a saludar a su hermana Marcela y como siempre primero pasa a molestar a Patricia.
—Patricia ¿Cómo sigue su situación económica?. ¿Ya pudo recuperar su carro?. Mi propuesta sigue en pie. Mis amigos pueden ofrecerle una solución para sus problemas económicos.
(Patricia lo mira con desagrado y le responde en voz baja)
—No necesito ayuda de tus amigos o de ti, Daniel. Soy perfectamente capaz de resolver mis problemas por mi cuenta. Además, no tengo intención de involucrarme con personas de tu calaña.
(Daniel se mantiene tranquilo, pero deja escapar una risa sarcástica)
—Como quiera, Patricia. Pero después no me llame para pedirme que la ayude con sus problemas. Esta es la última vez que le ofrezco mi ayuda.... Ahora haga su trabajo y avísele a mi hermana que estoy aquí y por favor sea tan amable de llevarnos dos cafés a su oficina.
—Yo solo recibo ordenes de Marce, no de usted Daniel
(Daniel Se acerca a Sandra para pedirle el favor a ella)
—Sandra, necesito que le avise a mi hermana Marcela que estoy aquí y que me gustaría hablar con ella. Además, ¿sería tan amable de llevarnos dos cafés?
—Claro que si doctor, ya mismo le aviso a la doctora que usted está aquí. (Sandra agarra el teléfono y llama la oficina de Marcela)
(Patricia se muestra indignada por lo que hizo Daniel)
—Yo lo puedo a hacer, Sandra cuelgue ese teléfono.
—Usted me acaba de decir que no recibe órdenes mías.
—Eso fue una confusión Daniel. Usted malinterpretó lo que dije. (Se acomoda el pelo nerviosa)
—No me trate como a un tonto Patricia. Que no somos iguales.
(Daniel se aleja, dejando a Patricia molesta)
—Desgraciado... Y usted jirafa no se vuelva a meter en mi trabajo.
—Si no quiere que eso pase, entonces trabaje mijita, no sea floja peliteñida. Y apurese con los cafés que le pidió el doctor Valencia.
...........
Se acerca a la oficina de Marcela y entra. Marcela levanta la vista de su escritorio y sonríe al ver a Daniel.
—Daniel que milagro (Se acerca a saludar a su hermano con un beso en la mejilla). Adelante, siéntate.
(Daniel toma asiento frente a Marcela).
—Marcela, necesitaba hablar contigo sobre un asunto importante.
—Supongo que tiene que ver con la empresa, como siempre. (Ríe irónica)
—Como sabes he sido despedido de mi cargo como funcionario del gobierno y necesito encontrar una nueva fuente de ingresos. Así que he decidido que quiero trabajar en Ecomoda. (Sus palabras salen con firmeza y sin titubeos, mostrando su determinación)
(Marcela muestra una expresión de sorpresa y cierta molestia al escuchar las palabras de Daniel)
—¿En serio, Daniel? Después de todo este tiempo, ahora decides que quieres trabajar en Ecomoda. ¿Por qué no lo consideraste antes? ¿Por qué esperaste a ser despedido de tu cargo en el gobierno para buscar una oportunidad aquí? (Su tono de voz denota cierta frustración)
—Marcela, entiendo que pueda parecer repentino, pero necesito un nuevo comienzo y creo que Ecomoda puede brindarme esa oportunidad.
(Suspira, intentando calmarse)
—Daniel, entiendo que quieras un cambio y que estés buscando nuevas oportunidades. Pero hubiera sido mejor si hubieras considerado esto antes, muchas veces te dije que trabajaras aquí y no quisiste. Además, trabajar en Ecomoda conlleva un compromiso y una dedicación real hacia la empresa. No puedes simplemente llegar y esperar ser recibido con los brazos abiertos.
