Sofia

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Comenzaron los días de calor. Llega el momento del año por estas latitudes, que nos cansamos del frio.

La fecha estaba confirmada, llegarían antes del navidad. Los días previos pasaron bien rápidos por aquí, en cambio ella nos mencionó que la ansiedad se intensificó en los últimos días. Por nuestra parte nos invadió la preocupación  de que tengamos todas las comodidades a la mano, y como siempre pasa, se rompió el auto. Tema que se pudo resolver con velocidad , porque lo necesitábamos para ir a buscarlas.

El día llegó como una flecha certera, sereno y radiante, y también caluroso.

Fue la primera vez que la espera y recepción de los que llegaban al aeropuerto debía ser fuera de los angáres. Por suerte no llovió.

Salieron livianas de equipaje, me dejaron mas que sorprendidos un gran avance y un practicidad asombrosa. De primer momento, no me reconoció, y lógico ya que estabamos todos con barbijos, y hacia un año que no nos veíamos y ella ya había duplicado su edad.

Luego, no me soltaba. Venia de la mano, como invitándome a una aventura. Cómo no dejarme llevar.

Otra vez, volver a compartir esa bella niñez. La calurosa energía vital de la vida y sus maravillas.

Aún en mi conciencia me sorprendo, cuanta madurez hay en la niñez. Pareciera que el sentido es ver desde aquí, lo verdadero e importante, aunque parezca que del otro lado están los inmaduros.

EjerciciosWhere stories live. Discover now