Golpes

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-No es así. Y respira profundo. Traslada el dolor hacia otro espacio, crea un espiral, que como olas se expanden lejos, van a tocar otra arena, otra costa, no la suya.

Permance en silencio, como una estatua muda, suave y fría, incandecente y bella, inclinando la cabeza en reverencia pacifica.

El golpe fue voraz, prehistórico, inaudito. La piel late como una quimera, no esta sonrojada, sino marchita. Pasa esa sensación a las celulas, al alma, al espíritu, a la contención.

La garganta seca, y los pensamientos imprecisos, fue como sorprenderse con un terremoto, sin señales.

Tenia la necesidad de apoyarse sobre algo, para sostenerse.

Su dolor atravesaba el universo, su universo.

de pronto, se recupero y dijo:

- Andate Eva.



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