Devil May Cry DxD - El Legado De Sparda

Capítulo Final - El Legado De Sparda

—Ciudad Fortuna...

Con la voz de una señora mayor de edad se da comienzo, que entre una nube de misterio será vislumbra una ciudad grande y próspera... Pero infundada en una nube de misterios.

—Esta gran ciudad sin dudas es polémica a ojos del mundo, joven hijo de Sparda —de regreso a la realidad, en lo que parecía ser una gran y solitaria biblioteca, internados entre los pasillos hasta dar con una sala de lectura, estaban 2 personas sentadas.

Una anciana que parecía estar en sus 70 años o más, y un joven con vestiduras parecidas a las de los habitantes de Fortuna, un traje castaño y una capucha blanca.

—Cuénteme más de esta ciudad —el joven con quien hablaba, era más que claro que era Vergil, mismo que pidió que ella siguiera con la información que le podía dar.

Tu curiosidad me agrada, así que diré más con gusto... —riendo un poco la señora prosiguió con lo suyo— Tal como decía, Fortuna es un lugar polémico... A ojos del mundo está ciudad es enormemente peligrosa, por la alta y extraña taza de muertes que hay aquí... Aunque tanto tú como yo sabemos porque es así —Vergil entendía lo que ella se refería.

—Demonios...

—Exacto joven, la ciudad es afectada por esos ataques que muchos gobiernos desconocen... Por cierto, notaste que la joven Charlotte es hermosa no? —interrumpió la charla con una pregunta que no venía al caso o si?

—¿Y eso qué tiene que ver? —era curioso pues no negó nada, y la respuesta que llegó lo dejó con los ojos bien abiertos.

—Las altas tazas de muertes entre los habitantes de la ciudad, las restricciones a los turistas, y la baja tasa de natalidad, obligaron a los líderes y al mismo señor que yace en los aposentos de tu padre a reducir la mayoría de edad... —esto hizo que Vergil levantará una ceja al escuchar tal cosa.

—Eso quiere decir que...

—La actual mayoría de edad es 15 años —mientras hablaban, entre los pasillos que aquellos libreros creaban, estaba la joven dama que le había ofrecido asilo a Vergil en su travesía por Fortuna.

La joven acomodaba libros con suma tranquilidad y en silencio tarareaba una dulce tonada.

—Charlotte tiene 17 años, una gran mayoría de los habitantes que tienen trabajo son menores de 18 años... Los colegios, las escuelas, los institutos, todos los preparan para una vida adulta a temprana edad, les niegan su niñez solo por ello...

—¿En serio?... Desconocía de este lado de Fortuna, aunque eso explicaría porque tantos habitantes tienen aires de juventud, incluyendola a ella —entre las personas que caminaban el día a día, y la misma Charlotte, lo había notado—

—Lo sé, las veces que charle con ella me suele hablar de su sueño con sumo fervor y emoción, conocer en persona el mundo más allá de Fortuna jajaja —reía en un tono nostálgico, recordando esos momentos en los cuales ellos intercambiaban palabras— Y me alegra ver que finalmente tiene una oportunidad para salir de esta ciudad

—Hicimos un trato y estoy dispuesto a cumplir mi parte del mismo... Pero no me cambie de tema, estoy aquí para obtener informacion de la ciudad —a lo que la señora solo río al escuchar la reacción de Vergil— Y por qué me debería interesar lo que me dijo? Qué tiene que ver la polémica de la mayoría de edad con mis asuntos?