Muertos Vivientes [Undead]

Capítulo 40

—¡Si Nan!

—¡Si Xiao-Nan!

—¡Rong-ge está aquí para recogerte, sal!

La noche oscura ni siquiera le permitía ver sus dedos estirados frente a él y los ecos de su voz resonaban por las largas calles. Zhou Rong dejó el megáfono que sacó momentos antes de los escombros de una vieja tienda y recorrió sus alrededores con las lentes infrarrojas. Las figuras humanoides dentro de un radio de cien metros comenzaron a reunirse a con rapidez al ser estimulados con el ruido. Hasta donde alcanzaba la vista humana, los zombis se apiñaban densamente, como sombras fantasmales.

Zhou Rong eliminó a algunos zombis detrás de él que habían sido alertados de su presencia a través de la brisa, luego desplegó un gancho de agarre y trepó por un poste eléctrico.

En el momento en que dejó el suelo, los zombis se arremolinaron desconcertados y extendieron sus manos hacia arriba con todas sus fuerzas.

Podría decirse que gritar de un lado a otro por las calles y callejones era la manera más peligrosa e ineficaz de actuar. Zhou Rong sabía que la mejor manera sería encontrar un lugar seguro donde pudiera descansar y protegerse mientras mantenía la temperatura corporal y esperar en silencio el amanecer, donde las condiciones visuales serían más fáciles para moverse, pero él sabía que Si Nan no esperaría. No tenía tiempo que perder.

No podría sobrevivir la noche en el peligroso corazón de la ciudad, montado solo en una motocicleta con una pistola.

Zhou Rong tomó una bocanada de aire helado, concentrándose solo en el dolor penetrante que venía de sus pulmones intentando mantenerlo consciente. Como una bestia al acecho, en la oscuridad de la noche, entrecerró los ojos: —Hundido en un comportamiento antisocial, esquizofrénico, impredecible. No intente utilizar ningún tipo de medidas estimulantes para restaurar su cordura...

—Omega de sangre mixta —, murmuró.

Levantó la mirada y miró hacia el vacío; La tarde después de su primer encuentro, rodeado por todos lados en un gran estacionamiento, un joven que estaba bien cubierto de pies a cabeza con una chaqueta de motociclista y un casco levantó la vista de la calle e hizo contacto visual con él desde lejos.

—¿Eras tú? —Zhou Rong susurró, y como si hubiera hecho esto en secreto muchas veces antes, levantó una mano, queriendo pellizcar la suave mejilla de esa cara, pero todo lo que sus dedos podían sentir eran los vientos escalofriantes de la noche de invierno.

—Rong-ge estaba equivocado, no era mi intención despreciar a los omegas, también estoy dispuesto a respetar tu opinión.

—Si estás dispuesto a volver ...

—Mientras regreses, Rong-ge esperará a que tu decidas por ti mismo.

Zhou Rong cerró los ojos, permitiéndose revolcarse en sus penas y arrepentimientos por un momento. Abrió los ojos después de unos segundos y se obligó a regresar a un estado de preparación para el combate. Soltó el gancho de agarre de la parte superior del poste eléctrico y rápidamente se dirigió hacia la siguiente calle.　　

***

Al mismo tiempo, a solo un kilómetro de distancia: