El conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual, definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias. Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene.
¿Qué es lo que reside en el...
Temática: Lemon/Romance Pareja: Momo x Jirou Pedido por:OldKillerIsaBitch
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Durante muchos años Jirou y yo tuvimos una conexión, pero esta noche hay invitados y tenemos que dormir en la sala. Las dos nos desvestimos con rapidez, ocultándonos una a la otra y nos metemos bajo nuestras respectivas sábanas. La habitación está a oscuras, pero me doy cuenta, por su respiración, que Jirou está bien despierta.
Suelto una risita por la estúpida conversación y siento una especie de calor que asciende y desciende por mi cuerpo mientras la imagen del cuerpo firme de Jirou comienza a darme toda clase de ideas sucias, pero sensuales.
—Tengo frío —me quejo—. ¿Hace siempre tanto frío aquí? —A veces —responde ella. —Jirou, ¿por qué no te acercas y me calientas un poco? —le sugiero, con timidez. —¿Qué quieres decir? —Pues… si te metieras conmigo bajo las sábanas, nuestros cuerpos se calentarían uno al otro. —Muy bien —dice.
Jirou se trepa al lecho situado junto al mío. Las dos permanecemos inmóviles mientras pasan los minutos. Evitamos que nuestros cuerpos se toquen y apenas me atrevo a respirar. Luego, fingiendo estar dormida, me doy la vuelta y hago reposar mi mano sobre su pantalón del pijama.
Mi dedo está sobre la cinta. Lentamente, desplazo la mano hacia su bragueta y al interior de ella. Siento un movimiento y me doy cuenta de que está respondiendo. De un modo sumamente lento, mi mano se alarga todavía más y el dorso de mis dedos reposan contra su vagina. La rodeo con los dedos. Es grande, húmeda y está muy dura.
Su única respuesta es un suspiro suave. Sin quitar la mano de su vagina, me doy la vuelta y la beso. La vuelvo a besar y ella me rodea con sus brazos. Las dos jadeamos. Con mi otra mano, le suelto la cinta y comienzo a quitarle el pantalón con lentitud. Cuando le pongo la cara en su vagina, saco la lengua y le toco un poco.
Cuando ya no sale más baba, tomo un pañuelo desechable de la mesita de noche y la seco bien. Su vagina se ha encogido, de modo que me inclino para chuparle todo. Mientras tanto, ella permanece inmóvil, como si estuviera clavada a la cama, pero vuelve a endurecerse.
Guío su cabeza hacia mi clítoris. Se entierra todo en su boca y vuelvo la cabeza hacia su vagina. Nos lamemos con la avidez de gatitos tomando un plato de leche. Cuando ya no podemos resistir más, me desplazo y me siento sobre su cara.
Se ajusta perfectamente en mi interior. Mientras nuestros cuerpos se unen, las dos gruñimos. Alargo las manos, encierro en ellas su rostro y la beso apasionadamente. Ya sé que tengo una nueva amante y que todo queda entre amigas.
—Sólo yo, Momo —gimo furiosa y más excitada de lo que hubiese creído posible—. Nada y nadie más, sólo yo.
—Jirou —le sujeto la cara con ambas manos para obligarla a mirarme—. Siempre has sido sólo tú.
—Nadie más puede tenerte. Nadie.
Intenta incorporarse para darme un beso, pero sé que no puedo permitírselo, porque significaría el fin de esa entrega y yo necesito más. No puedo estallar todavía.
Muevo las caderas y con la fuerza de mi impulso la mantengo contra el colchón.
—Eres mía.
No reconozco esa voz herida, pero sé que es la mía, que eso es exactamente lo que siento.
El sexo de Jirou se estremece y sus paredes se aprietan alrededor de mis dedos. Me muerdo la parte interior del labio para intentar retenerla unos segundos más y milagrosamente lo consigo.
—Te amo —son las siguientes palabras que se deslizan en mi mente. No tendría que haber accedido a esto. Tendría que haber ido con Jirou ante el alcalde y cobrarme uno de los favores que éste me debe. A estas alturas ya estaríamos casadas y en Italia. Nunca debí rechazarla.
