╰┄───➤ °♡•.1.9 ❦|Buzón del amor ❦

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Pedido por: vivalosshipsxd

Temáticas: Romance/Fluff


Pareja: Todomomo

Idea: Se está celebrando San Valentín en U.A

Yaoyorozu Momo se desvistió lentamente y eligió un camisón de color rojo intenso

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Yaoyorozu Momo se desvistió lentamente y eligió un camisón de color rojo intenso. Con una última mirada verificó que la agradable habitación que había aprendido a querer durante tantos años, hubiera quedado limpia y en orden. Abrió el cajón de la mesita de noche y con mucho cuidado extrajo una liga para recogerse el cabello.

Se recostó en la cama y su madre que acababa de llegar la noche anterior llamó a la puerta.

—Yaoyorozu... Tenía ganas de oír tu voz, querida.

—Qué sorpresa, mamá.

—Espero no haberte despertado.

—No. Estaba leyendo en la cama. Salí anoche con Jirou a cenar, pero el tiempo estaba espantoso; nevaba intensamente, por eso volvimos temprano y me quedé dormida antes de que llegaras. ¿Cómo está todo por ahí?

Dios mío, estamos hablando del tiempo - pensó Momo- , son tantas las cosas que querría decirle, y no podía...

—¿Mamá? —preguntó Momo y vio a su madre mirando por la ventana.

—Está lloviendo —dijo al fin. Yaoyorozu pensó: El ambiente melodramático adecuado para un 14 de febrero.

—¿Qué es ese ruido? —preguntó Momo que se encontraba distraída con sus pensamientos.

—Truenos.

La chica no los había escuchado, tan absorta estaba en sus pensamientos. Se abatía una tormenta sobre Nueva Orleáns. El informe meteorológico había pronosticado lluvias. Veinte grados de temperatura. Por la noche, precipitaciones y tormentas eléctricas. Pero nada le arruinaría el Día de San Valentín.

Momo salió de su departamento y se sumergió en la densa llovizna que caía sobre las lustrosas limusinas que recorrían la calle y sobre las enormes casas abandonadas que pertenecían a millonarios y grandes dirigentes en los barrios de clase alta.

La lluvia hacía brillar autos y edificios y ablandaba los montones de tierra acumulados frente a las casas. Se dirigía a su escuela. Caminó con paso ágil por la calle en dirección norte; sentía ganas de cantar.

Su impermeable y botas amarillas eran visibles desde lejos y usaba un sombrero para lluvia que apenas si cubría su mata de brilloso pelo nergo.

Tenía dieciséis años, un rostro vivaz, boca sensual, unos ojos chispeantes y de color indefinible y una figura delgada, atlética. Su piel iba del blanco translúcido al rosa intenso, según su estado de ánimo.

Una vez su madre le había dicho:
Sinceramente, querida, a veces no te reconozco. Tienes una notable capacidad de mimetismo cromático. La gente se daba la vuelta para sonreírle, casi consciente de la felicidad que brillaba en su cara. Ella les devolvía la sonrisa.

Era un 14 de febrero de aquel mismo año. El día de San Valentín. De algún modo, la fecha le pareció apropiada. Llegando a la escuela lo primero que notó fue su casillero atestado de cartas y golosinas. La idea de los buzones del amor fue acertada este año.

El día transcurrió muy rápido, y más para Momo que deseaba llegar a su casa para leer sus cartas. Cuando por fin estuvo en la comodidad de su hogar procedió a abrir cada una de esas confesiones.

Luego de leer al menos dos docenas de estas, sólo quedaba una pequeña nota en el fondo, no muy trabajada y con una caligrafía no muy cuidada.

Para ella:

Por esto estáis aquí, por esto os he pedido que me hagáis este favor. Es
nuestro refugio, un pequeño lugar en el mundo donde el amor triunfa sobre todas las cosas. Creo que vos, más que nadie, comprenderéis lo que os digo.

Pero ahora ha llegado la hora de reunirme con ella. Es el momento de volver a cantar juntos. Sí, es la hora, y no me arrepiento de nada. De nuevo estaré con Momo, que es el único lugar donde siempre he querido estar, junto a ella, junto a la chica de cabellos negros.

Esparcid mis cenizas al viento y en las
flores quiero, y no lloréis por mí. En lugar de eso, quiero que sonriáis por mí y por mí. Sonreíd por nosotros: mi chica y yo.

alguien que os ama,
Todoroki

Momo se inclinó hacia delante y apoyó los antebrazos en los muslos, intentando imaginar a Todoroki mientras escribía la carta. No encajaba con el hombre melacónico y tosco por quien lo había tomado. Era un Todoroki que nunca había conocido, una persona con la que nunca había tratado.

La expresión de Momo era tierna cuando volvió a doblar la carta, con gran esmero para no estropearla. Pudo haber recibido muchas notas, pero ninguna con la pureza y la profundidad de los sentimientos que estas palabras temían. Sabía que mañana sería un nuevo comienzo en su vida.

Color Club Apple: Yaoyorozu Momo | BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora