Capítulo 43 [Editado]

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A pesar de estar sujetándolo, cayó al suelo, lo miré en shock, tenía su mano en el abdomen en una de las heridas, pero de la otra brotaba la sangre

— Fa... ¡Fabrizio!—exclamé mirándolo asustada, no sabía qué hacer, mis lágrimas no se hicieron esperar, Carlo se acercó rápidamente a nosotros, lo colocó bocarriba mirándolo nervioso

— Hay que evitar que siga perdiendo sangre—dijo haciendo presión en una de las heridas— Daniela tienes que presionar la otra—no reaccione, me quede quieta observándolo sintiéndome en un trance— ¡Daniela reacciona!—gritó agarrándome de la mano haciendo que volviese en mí— Ayúdame no puedo tapar ambas solo—asentí agachándome, con las manos temblando las coloque sobre su otra herida

— Hay que llamar a una ambulancia—

— Mi hombre está en ello, tranquila, lo que debemos hacer es evitar que se desangre—dijo haciendo un gesto con la cabeza detrás de él

— Señor, la ambulancia viene en camino—informó un hombre vestido por completo de negro, tenía un rostro intimidante, sentí una mano sobre la mía, miré a Fabrizio que me contemplaba con una pequeña sonrisa

— Al menos... Moriré habiéndote dicho que te amo y pidiéndote... Perdón—comentó con la voz totalmente débil, mi pecho se oprimió con fuerza, negué con la cabeza sintiendo como mis lágrimas se agolpaban en mis ojos y salían

— No digas estupideces, vas a estar bien—dije frunciendo el ceño, no dijo nada, despacio fue levantando la mano hasta colocarla en mi rostro

— Te amo... Eres mi vida—cerré por un instante los ojos ante sus palabras

— Yo también te amo, pero por favor aguanta—su sonrisa se hizo más amplia

A lo lejos podía escuchar la sirena de la ambulancia, miré hacia la calle por si la veía, pero no fue el caso, volví mi vista a Fabrizio, mi pecho ardía al verlo así, un hilo de sangre escurría por la comisura de sus labios, me moría por agarrar su mano, pero no podía dejar de hacer presión.

La ambulancia por fin llegó, los paramédicos nos apartaron para poder hacer su trabajo, una vez que fue estabilizado, lo subieron a la ambulancia, subí con ellos, me senté agarrando su mano con fuerza.

Me asusté al verlo desmayado, las máquinas comenzaron a pitar como locas, el paramédico me apartó, temblé al escucharle decir que estaba sufriendo una parada, cerré los ojos al ver cómo le daban una descarga, esa no funcionó, así que le dieron otra que le estabilizo, no hubo más sobresaltos hasta que llegamos al hospital, iba a su lado sin soltarle la mano hasta que me apartaron para atenderle.

Me mandaron a la sala de espera, mientras a él se lo llevaban para operarle, me encontraba sentada en una silla con la mirada ausente, el dolor a mi pecho era muy intenso, mis lágrimas no cesaban, ante el solo hecho de pensar en su muerte sentía algo desgarrar mi pecho.

— ¡Daniela!—levanté la cabeza al escuchar la voz de Carlo, se acercó a mí a gran velocidad junto a Nestore que se veía preocupado— ¿Dónde está? —

— Se lo han llevado a la sala de operaciones, aun nadie ha salido a decir nada—comenté a lo que asintió sentándose a mi lado soltando un suspiro

— He llamado a Isabella, viene de camino—asentí mirando a un punto fijo de la pared, no me había acordado de ella, realmente no podía pensar en absolutamente nada, ni en nadie que no fuera él.

Pasó alrededor de una hora y nadie salía a decirnos nada, me sentía desesperada por saber algo, Isabella había llegado hace un rato junto a las niñas, no había podido dejarlas solas, pues Plácida estaba en Florencia visitando a sus hijos y Francesco estaba de viaje.

Entre tus Manos © [Terminada]Where stories live. Discover now