74. ¡Ay, mi leona!

3K 179 49
                                    

Hola!! 

Aquí el capi de hoy... si hay un número que nos guste de comentarios jejeje,  y nos da tiempo, quizás, hoy, publiquemos otro...

Tengo una mala noticia y dos buenas: primero la mala, ¿no? Esto, ahora si, está acabando... aún quedan algunos capítulos buenos, pero ya si que se termina... 

Las dos buenas: en el próximo capítulo jejeje

Feliz lectura 


POV MIRIAM

¿Me plantee irme a mi casa cuando Mimi me contó que su madre se iba a meter en la habitación para que yo decidiese, sin ni siquiera saber quien soy, si quería quedarme con ellas o no? Efectivamente. Pero, ¿qué iba a hacer? No sabía cuál de las dos cosas podría ser peor, ¿fugarme como si hubiera estado haciendo algo malo y confirmárselo, aunque no hubiese sido así? ¿O quedarme y que pensase que habíamos "hecho algo" pero que, al menos, me quedaba? 

- Reina, tranquila. Si quieres podemos irnos al salón a ver una peli y, cuando salga mi madre, pues... ya estamos ahí - me dijo Mimi para animarme, aunque pude intuir por su tono y forma de hablar que también estaba nerviosa. Supongo que fruncí el ceño porque no estaba nada convencida de aquel plan - si quieres irte, no pasa nada, pero de verdad, me encantaría que te quedaras a cenar con nosotras - me dijo, ahora con ese brillo que se le ponía en los ojos de ilusión.

- ¿Solo en casa? - le pregunté, siendo yo, la que ahora mostraba esa ilusión. Era mi película favorita y hacía demasiado que no la veía.

- Pero, Miri, no estamos solas - se le arrugó la nariz y sacó la lengua 

- Eres idiota - le contesté quizá un poco más borde de lo que pretendía 

- ¿Por qué? ¿Qué he hecho? 

- Mimi, como no conozcas la película de Solo en casa, esto - nos señalé a las dos aguantándome la sonrisa que quería salir de mis labios  - no va a ningún sitio - le dije provocando su indignación.

- Vamos - Tiró de mi mano. Ya estábamos vestidas, pues yo me había tirado de la cama en cuanto ella salió a abrir la puerta, para colocarme toda mi ropa. Así que, poco tardamos en acoplarnos al sofá, con una manta por encima y comiendo palomitas que Mimi había hecho. 

Notaba la mirada de Mimi en mi, pero me quedaba tan absorta cada vez que veía esa película, que no pude prestarle demasiada atención, aunque si diré, que, la distancia que había entre nosotras, cuando empezamos a ver la película, una en cada punta del sofá, se había acortado, sin saber como y yo, había acabado apoyada en su hombro y ella abrazándome por la cintura. 

- Mimi... - vale que yo estuviera absorta en la película, pero esa mano antes no estaba ahí...

- ¿Qué? - me preguntó como si, realmente, no se hubiera dado cuenta - la miré para darme cuenta de que si, que si se había dado cuenta y de que, quizás, solo lo estaba haciendo para provocarme, porque esa carita de niña buena, como si no hubiera hecho nada malo y su mano, ahora en movimiento, acariciando mi culo, me decían que si, que si sabía lo que estaba haciendo

No dije nada, volví a mirar a la pantalla, tan poco se estaba tan mal así, ¿no? 

- Hola, reina - saludó con la misma expresión que su hija

- Ho... hola - me levanté del sofá, tan rápidamente que la manta terminó en el suelo casi, acompañado por el bol de palomitas, aunque, para nuestra suerte, Mimi lo cogió a tiempo, con la mano que tenía libre y no magreándome el trasero

¿Te atreves a recordar?Where stories live. Discover now