Mi madre abrió los ojos con sorpresa. Y yo sabía lo que aquello significaba...
La Emperatriz intentaba deshacerse de nosotras enviándonos de regreso al país de origen de mi madre. Si nos enviaba, y llegábamos a salvo sin ni un solo inconveniente, entonces estaríamos lejos del alcance del emperador. Él no volvería a vernos.
- ¿Puedo confiar en su Majestad, la Emperatriz?—preguntó mi madre
- ¿Por qué necesitas confianza? Te ofrezco no volver a ver al Emperador en tu vida—sonrió la Emperatriz
Algo no me daba buena espina. Esa Emperatriz me recordaba demasiado a Hera... y si algo aprendí de la mitología griega es que Hera siempre fue una diosa vengativa con las amantes de su esposo y con los hijos que él tuvo con ellas.
- Acepto su oferta...
La Emperatriz sonrió con satisfacción después de escuchar a mi madre.
El plan estaba hecho... no había absolutamente nada que yo pudiese hacer para persuadir a mi madre si apenas podía comunicarme con ella diciendo unas cuantas palabras.
La Emperatriz se encargaría de disuadir al Emperador de buscar a mi madre y ella enviaría una carroza por nosotras para irnos.
Mi madre estuvo nerviosa todos los días después de eso. El Emperador seguía viniendo todas las noches y nunca la dejaba sola. Lo sabía porque todas las noches también visitaba mi habitación. Había puesto más atención desde que la Emperatriz había venido diciendo que el Emperador venía.
El Emperador solía entrar a mi habitación y me tomaba con sumo cuidado entre sus manos para cargarme mientras fingía estar dormida.
Algunas veces fingía despertar de repente solo para que él supiese que yo lo veía y para observarlo con mayor detenimiento.
El Emperador tenía el cabello castaño y lacio, no había rastro de ningún rizo fuera de lugar aún cuando era tarde, sus ojos eran tormentosos cuando lo conocí, pero en ese momento sus ojos grises parecían estar calmados. Tal vez se debía a que ya no tenía dudas de que yo era su hija.
El Emperador solía cantarme una suave canción de cuna tratando de hacer que volviera a dormir. Cualquiera pensaría que era un buen padre y tal vez así era, pero él parecía estar extrañamente obsesionado con mi madre.
- Si tan solo tuvieses el cabello rojo como tú madre serías aún más hermosa...
¿Eso significaba que tengo el cabello castaño como el suyo?
Balbucee sin pensarlo, pero parecía que no había dicho ni una palabra entendible.
El emperador sonrió luciendo satisfecho.
- Tal vez tu hermano menor sea como tú madre... si hereda su apariencia estaría feliz... haría lo que fuese por ustedes... lo que fuese... si alguien intenta apartarlas de mi lado... lo colgaré y lo exhibiré... nadie les hará nada mientras viva, nadie les hará nada aún cuando muera... me asegurare de ello... ¿Qué te parece si eres la hermana mayor del próximo emperador?
Bien, pensé antes de tiempo.
El Emperador estaba loco, pero loco, loco.
¿Era por eso que la emperatriz quería que mi madre y yo nos fuésemos? ¿Acaso temia que el Emperador fuese a nombrar a mi hermano menor como sucesor? Eso significaría que cualquier hijo que ella tuviese tendría que ser un súbdito de mi hermano.
O peor...
Algún hijo de ella podría morir de manera "misteriosa" para asegurar el trono para el hijo que él tuviese con mi madre.
En todo caso, ¿Es posible que el hijo de una concubina pueda ser Emperador? Si pensaba en ello, solo podía serlo si no había otro heredero varón o si la Emperatriz lo adoptaba.
El Emperador me cargaba de manera tan suave y dulce, que usualmente no tardaba mucho en quedarme dormida entre sus brazos.
Tal vez el emperador... mi padre... no era tan malo. Al menos no lo era conmigo, su hija. Pero... aún cuando lo pensaba, recordaba las palabras de mi anterior padre. Aquel que me preguntaba si estaría bien.
En mi anterior vida, mi padre solía decir que no importaba lo que uno como hijo hiciera, los padres siempre lo amarían.
Y aún así...
Me preguntaba si el hijo o hija de la Emperatriz sobreviviría si nuestro padre decidía que mi madre y yo éramos más importantes que ellos.
Este padre parecía estar loco de remate, por lo que no podía decir si lastimaría a sus otros hijos o no... al menos aquellos que no fueran hijos de mi madre.
Tal vez por eso la Emperatriz realmente deseaba que saliéramos de sus vidas. Sin mi o mi futuro hermano menor, el derecho de sucesión al trono por parte de los hijos de ella serían asegurados. En cambio, con mi futuro hermano por nacer... la sucesión de sus hijos podía estar en riesgo.
Ah... si tan solo mi padre no fuese tan arrogante. Si solo mi padre hubiese aceptado dejarnos ir.
Tal vez... todo hubiese sido distinto.
Pero... no había nada que pudiese hacer. No podía retroceder el tiempo y tampoco podía adivinar lo que iba a suceder.

CZYTASZ
Reencarné como la hermana de un idiota
FanfictionSiempre había leído historias de reencarnación. Y tengo una imaginación bastante loca con respecto a las historias que leo. Sobre todo cuando me siento frustrada de un personaje, tengo ganas de entrar a un libro y golpearlo yo misma. Mi novela favor...