Oxana no había nacido como esclava, por supuesto que no. Ella había sido una plebeya, no una noble, pero seguía siendo mejor que una esclava.
Ella había sido castigados por algo que no hizo. ¿Qué si su abuelo y su padre había robado y matado? Los nobles disfrutaban de lujos solo porque lo heredaban de generación en generación. Ellos también tenían derecho a disfrutar de riquezas y lujos. Su padre y su abuelo se habían encargado de que ella también disfrutase de ello.
Todo iba bien hasta que fueron descubiertos...
El castigo no fue la ejecución para ella, sino ser esclava. ¡Aquello había sido aún peor que la muerte! ¡Años y años de esclavitud!
¿Por qué tenía que obedecer ahora a una chiquilla que no era mucho menor que ella? ¿Una princesa? ¡Tonterías! ¡Era una bastarda del Emperador!
Observó a la sirviente de la princesa, esos ojos azules eran diferentes a cualquier otro que había visto antes. Azules muy brillantes y bonitos... a diferencia de los ojos marrones y comunes de ella.
El sirviente de ojos rojos le dio una mirada que prometía sangre cuando la atrapó viéndole de más. Ella tuvo que apartar la mirada de la sirvienta de ojos azules.
Era una amenaza silenciosa, una que le haría sufrir si se atrevía a seguir mirando a la sirviente de ojos azules.
Fascinante...
Lejos de asustarse, quería tenerlo.
Oxana comenzó a desear al joven de ojos rojos para ella, la manera en que él veía a la sirviente de ojos azules. Tan intensamente, como si nadie más que ella existiera.
Los hombres eran fáciles de seducir, nada que un poco de su encanto no fuese capaz de lograr.
Y ese chico no sería la excepción.
~.~
Después de que los sirvientes de la princesa se fuesen, Oxana dio una mala mirada a los eslavos.
- ¿Por qué están tan felices? Ustedes siguen siendo esclavos, dudo que la bastarda del Emperador vaya a recordarlos—dijo Oxana—ella no dará siquiera un paso aquí, este lugar no es suyo.
- Oxana, deberías cuidar tu lengua—declaró Javan, el mayor de los esclavos—si alguien escuchara como te expresas de la princesa, te cortarían la cabeza.
- ¿Y quién diría algo? ¿Ustedes?—replicó Oxana—les dije, el verdadero dueño es Icarus.
- ¿Un bastardo?—se burló Gael—que seas su amante no hace a ese bastardo dueño de este lugar, la dueña es la princesa. La bastarda, como tú la llamas, es dueña y señora de esta tierra.
- ¡Esa bastarda no es más legítima que Icarus!—gritó Oxana lanzando un vaso hacia Gael—Icarus es hijo del Duque, ¡él tiene más derecho sobre esta tierra que ella!
- Icarus nunca fue reconocido—suspiró Javan—no importa que, él sigue siendo un bastardo. En cambio, la princesa es una princesa. Hija reconocida del Emperador, hija adoptiva de la Emperatriz y la hija de una princesa de un Imperio extranjero. Sangre noble y real corre por sus venas, bastarda o no. En cambio, el duque nunca estuvo seguro de si era su hijo o no. Nacido de una plebeya... ¿ves la diferencia? El Emperador ama a su hija, incluso sufrió la humillación de una prueba de paternidad para que nadie dudase que fuese su hija. Sangre de su sangre...
El rostro de Oxana se volvió ojo de furia. Se levantó de su asiento y salió del lugar.
Icarus, su amante, se había vuelto cercano al Duque antes de su muerte. Incluso él tenía la ilusión de finalmente ser reconocido por él. Su único hijo y heredero.

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Reencarné como la hermana de un idiota
FanfictionSiempre había leído historias de reencarnación. Y tengo una imaginación bastante loca con respecto a las historias que leo. Sobre todo cuando me siento frustrada de un personaje, tengo ganas de entrar a un libro y golpearlo yo misma. Mi novela favor...