epílogo

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Adrian abre una botella de champaña, no sin antes agitarla para asegurarse de que esta explote como un maldito fuego artificial

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Adrian abre una botella de champaña, no sin antes agitarla para asegurarse de que esta explote como un maldito fuego artificial. Alex suelta un pequeño gritito de alegría y abre la boca para tratar de captar alguna que otra gota, y yo niego con la cabeza, pero es imposible no sentir un calor en el pecho que se extiende por el resto de mi cuerpo.

Ayer terminamos de hacer todos los trámites para abrir el nuevo bufete, el cual comienza a funcionar dentro de un par de meses, y una celebración no le hace daño a nadie. Incluso si no podemos aceptar clientes hasta tener las instalaciones listas y a todos nuestros nuevos empleados cómodos en la nueva oficina.

Se siente bien ir por el camino adecuado por primera vez después de tanto tiempo. Y sé que es posible que la felicidad no dure para siempre, pero me siento feliz ahora. Con las personas que más quiero en el mundo a mi lado, y creo que me merezco celebrarlo.

Adrian besa mi mejilla y me tiende una copa de champaña.

—¡Por el bufete de Sammy! —dice Max alzando su copa en el aire.

—No me llames así.

Max rueda los ojos, y continúa su brindis ignorando mis palabras por completo.

—¡El segundo mejor del mundo, porque todos sabemos que el primero es Graham Corportative! ¡Salud!

—¡Salud! —digo riendo, y el resto de mis amigos hace lo mismo.

Todos se llevan las copas a los labios, y le dan un sorbo a su champaña. Los edificios de Nueva York resplandecen en la noche, y desde el balcón se puede escuchar el transito de autos que pasan por la calle.

—¿Quién quiere cantar karaoke? —pregunta Alex antes de tomarse su copa de champaña de un solo sorbo—. ¡Yo empiezo!

—¡Tú siempre empiezas! —replica Avery—. Creo que lo justo es que sea mi turno.

—Eres demasiado desafinada —responde Alex.

Avery suelta una carcajada.

—¿Estás segura de que tus oídos no están averiados?

Aguanto una carcajada.

Hay veces en las que Avery y Alex pelean y no sé si lo hacen en serio, o en broma. Lo que sí sé, es que ya me cansé de tratar de diferenciar la una de la otra. Ninguna de las dos tiene miedo de decir lo que piensan, y eso las hace chocar más veces de las que soy capaz de contar.

No quiere decir que sea algo malo. En lo absoluto.

—Para tener cuatro hermanas, nunca aprendiste a compartir —dice Avery dándose por vencida en ganar el micrófono. Connor la atrae hacia si mismo, y ella suelta una risita cuando él pone sus manos en su cintura, y la obliga a sentarse sobre su regazo.

La idea del karaoke se le olvida de inmediato.

Busco a Rose con la mirada, y la encuentro en el interior del apartamento, tiene su teléfono celular en la mano, y antes de volver a la terraza, toma una gran bocanada de aire, y se limpia una lágrima que cae por su mejilla.

Frunzo el ceño al verla.

—¿Quieres escaparte un rato? —pregunta Adrian en mi oído, su mano posándose en mi cintura—. Estoy seguro de que nadie nos va a extrañar.

Él deja un húmedo beso debajo de mi mandíbula, su me acerca más hacia él, hasta que nuestros cuerpos están completamente pegados.

—¿Escaparnos dónde? —pregunto en voz baja.

—A cualquier parte —dice—, preferentemente un lugar donde estemos solos.

La voz de Alex resuena en los parlantes, siguiendo el ritmo (o al menos lo intenta) de Toxic de Britney Spears.

Baby, can't you see I'm calling?

A guy like you should wear a warning

It's dangerous, I'm falling

—¿Williams? —Adrian deja otro beso en mi cuello, dificultándome la acción de pensar.

Pero mi cabeza se enfría en el momento que Rose atraviesa el ventanal. Tiene los ojos inyectados en sangre, y le tiembla la mano con la cual sostiene su copa.

—Rosie, ¿estás bien? —pregunto y Adrian parece captar el cambio en el ambiente porque no sigue insistiendo, su pulgar hace suaves movimientos en la parte baja de mi espalda.

—Sí —responde ella, pero su tono no es para nada convincente—. Estoy... ¡estoy genial! Gran fiesta... por cierto... me encanta... um...

Su voz se quiebra en la ultima sílaba su labio inferior tiembla.

—Rosie...

—Estoy bien —dice negando con la cabeza y limpiándose las lagrimas—. Es tu noche, Sam, no quiero arruinarla, como siempre. Estoy bien. De verdad.

Avery me dispara una mirada que no soy capaz de ignorar.

Alex cierra la boca y le baja el volumen a la música, para luego gritar en el micrófono: —¿Qué mierda te hizo el idiota de Caleb ahora?

—¡Nada, nada!—dice Rose agitando las manos en el aire. Pero son solo segundos los que pasan, antes de que las lagrimas comiencen a caer por sus mejillas sin que nadie pueda hacer algo para evitarlo.

Rosie —murmulla Avery acariciando el brazo de Rose—. Tranquila... Está bien, puedes desahogarte. 

—Si Caleb te hizo algo —comienzo a decir, poniendo mi mano sobre su hombro—, tienes que decirnos para que podamos ayudarte...

—Sam...

—Escúpelo, Rose —agrega Alex, la cual parece estar a punto de comenzar a respirar fuego.

Rose suelta un suspiro y baja la mirada al suelo.

—Se acostó con mi prima —dice y luego se encoge de hombros—. Gemma quedó embarazada y ahora mi tío Rubén los está obligando a casarse.

Todos quedan en silencio y Rose deja salir un largo suspiro.

—¡LO VOY A MATAR! —grita Alex dejando caer el micrófono al suelo, Dean está lo suficientemente cerca para sujetarla, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura, ella patalea para poder zafarse de su agarre, pero no lo logra.

—¿Quién quiere más champaña? —pregunta Max levantando la botella en el aire, yo lo golpeo en el brazo, y él se hace el ofendido. 

Caleb Scott. Más vale que no se cruce por mi camino, porque no sabe lo que soy capaz de hacer por haber roto el corazón de oro de Rosie. 

Y tampoco querrá averiguarlo. 

 

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One Last Night  || ESPAÑOL [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora