One Last Night || ESPAÑOL [TERMINADA]

26

No sé en qué estoy pensado cuando cierro la puerta de la habitación del hotel detrás de mí, y avanzo por el corredor en busca de la maldita piscina, cuando no estoy segura de si siquiera hay una en el edificio. Por todo lo que sé, Adrian perfectamente puede estar haciéndome una broma pesada por lo mucho que he dificultado su vida estos últimos días y no tendría razón para quejarme, porque es la verdad.

Según una de las secretarias en el lobby, la piscina se encuentra un piso debajo de la azotea, a mano derecha. También mencionó que sería difícil perderme ya que había solo dos entradas: la del gimnasio y esa.

Y por último, dijo que a esta hora la piscina se encontraba cerrada y que mejor no perdiera mi tiempo.

Pero Adrian no habría dejado esa nota por nada, ¿verdad?

Trato de desviar los pensamientos que me hacen sentir como una verdadera tonta por seguir las instrucciones de una insignificante nota que podría perfectamente ser parte de una pequeña venganza de su parte por haberlo abandona para ir a cenar con Max, y en cambio trato de pensar en otras cosas, como en lo feos que son los papeles murales en este hotel, y lo mucho mejor que sería la iluminación si en vez de tener estas horribles ampolletas amarillas, tuvieran unas blancas.

El elevador abre las puertas en el penúltimo piso, y mi corazón comienza a saltar dentro de mi pecho una vez que pongo un pie bajo este.

Cálmate, Sam.

Doy vuelta a la derecha, limpio el sudor sobre las palmas de mis manos en la tela del vestido azul que no me molesté en cambiar. En los pies llevo las zapatillas de levantarse blancas con el logo dorado del hotel bordado en la parte superior de estas. Y antes de abrir una de las puertas de vidrio, tomo una gran bocanada de aire.

Puedo hacerlo.

Puedo hacerlo.

Puedo...

El olor a cloro y humedad invaden mis fosas nasales, y juro que puedo sentir mi cabello comenzando a llenarse de frizz. No le doy importancia a este último detalle, porque mis ojos se encuentran con la musculosa espalda del Adrian.

Él tiene los brazos apoyados en el borde de la piscina, su mirada enfocada hacia adelante, las luces de los edificios que conforman San Francisco son la única iluminación en la sala, pero es suficiente para que pueda distinguir cada detalle de Adrian. Incluso a la distancia.

Al parecer, él todavía no se percata de mi presencia, porque no se voltea a verme en ningún momento.

La piscina es probablemente tres veces más grande de lo que había imaginado. Fácilmente puede ser de tamaño olímpico. Hay reposeras de madera esparcidas alrededor de esta, y las paredes están completamente hechas de vidrio, la vista es simplemente increíble.

Estar aquí, es como estar de pie en la copa del mundo.

Doy un paso hacia adelante, y trago en seco. Aún podría marcharme. Él ni siquiera se enteraría que estuve aquí... si soy lo suficientemente silenciosa.