CAJA DE SORPRESAS - TeruSamu. Haikyuu!!

¿A qué estamos jugando?

-Te amo... 

Había dicho y lo dejó. El tren se alejaba cada vez más y más, pero aún se quedaba con aquel suave olor a lavanda en su suéter y aquella promesa de volver a verse. 

Viendo el paisaje pasar fugazmente por la ventana se sintió melancólico. Recordó todos y cada uno de los momentos que vivió con Osamu según iba pasando las fotografías que tomó de él. Se encontró con la última, su favorita... Apenas la tomó una hora atrás y la sentía como un recuerdo lejano.

Acarició aquel lindo rostro con su pulgar, esa sonrisa. Se percató de aquel vacío abriéndose en su pecho. 

-...Yo también me divertí... Me divertí mucho contigo, Osamu... Pero, ¿sólo se trató de eso?

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-¿Nunca has echo o dicho algo, de lo cual luego te arrepientes?... 

Cuando se encontraba mirándolo fijamente y apenas abrió los labios para decir algo, el tono de su celular anunciando una llamada lo despertó. Observó la pantalla... Yuuji lo estaba llamando. 

Se levantó de golpe, sorprendiendo a Suna. Sin darle una respuesta o una última mirada se aferró a su celular y casi tropezando salió corriendo de la tienda a toda velocidad. 

Suna se levantó, llamó su nombre, confundido. Atsumu se acercó a la mesa, igual de desconcertado. 

-¡¿Qué le pasó?! ¡¿Qué le dijiste, Suna!? 

-¡No le dije nada! Su celular sonó de repente y... 

-¡Pues ve por él! -Casi grita, señalando a la puerta- ¡Ve! Yo me quedo con sus cosas. 

Esquivando a las personas salió de la tienda. Se detuvo observando en varias direcciones en la calle, pero no lo veía. Tomó el primer camino que su instinto le dijo, pero luego de un buen rato, buscando con su mirada se rindió al no verlo por los alrededores. 

Suspiró, se quedó de cuclillas en la acera, con la cabeza en bajo, regulando su respiración y jugando con sus dedos.  

-¿Qué demonios fue eso? Osamu... 

Siempre que daba un paso para volver a estar más cerca, él parecía alejarse treinta... 

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Sólo sentía que quería correr, era un impulso del momento, quería correr lejos de todos y quedarse sin aire, quería que su corazón se acelerase como siempre lo hizo con su presencia para calmar los nervios y todas las dudas, antes de contestar esa llamada. 

Estaba desesperado, pensar que el tono se acabaría en cualquier momento y lo perdiese como una oportunidad irrepetible le asustaba, pero después de todo, se trataba de Terushima Yuuji, de la única persona que le hacía caer en los impulsos. Se detuvo de golpe, casi tropezando y con la respiración agitada, contestó. Mantuvo la vista en el cielo, observado que la noche empezaba a aparecer tímidamente de entre las nubes. 

-Yuuji... - Dijo sin aire. 

-...Hola... novio... ¿Hice que te preocuparas, verdad? -Su voz llena de pesimismo no sonaba igual que siempre. Era baja, ronca- Lo siento... Está bien, ya no pasa nada.