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Cerré mis ojos, esperando algún ataque de parte de esos demonios, pero nada sucedió.

Al abrirlos, tan solo vi a quince demonios tirados en el suelo, aparentemente sin signos vitales.

—¿Qué ha pasado? – dije, sin poder creerlo. – ¿Meg? – volteé.

Pero ella se encontraba en el suelo.

—¡Meg! – me agaché a su altura y tomé su pulso.

Era débil.

No dudé en llamar a una ambulancia.

-

La espera era eterna en el hospital, había pasado más de una hora y seguía sin saber nada de mi tía.

No paraba de dar vueltas en la sala de espera, deseando que nada grave hubiese sucedido.

En eso, escuché unos pasos acelerados hasta llegar a mí.

Gabriella se encontraba frente a mí.

—Arella...
—Los... Los demonios aparecieron y... – comencé a llorar.
—Oh... Arella... – dijo, abrazándome. – Ella se pondrá bien...
—Eso no lo sabes. – me separé y me senté. – Esto no suele pasar.
—Las cosas suceden por algo... – se sentó a mi lado y tomó mi mano. – No dejes que esto te afecte...
—¿Qué dices? – la miré incrédula y ella suspira.
—No lo sé. – ríe un poco. – Estoy nerviosa y cuando estoy nerviosa no pienso lo que digo. – se muerde el labio. – No sé cómo lidiar con... esto...

Justo en este momento, un doctor se dirige a nosotras, por lo que ambas giramos la cabeza.

—¿Usted es familiar de Megan Barnes?
—Si. – me levanto inmediatamente y Gabriella me imita. – Soy su sobrina.
—Por favor acompáñeme. – dice y camina hacia un consultorio.
—¿Quieres que te acompañe? – me pregunta Gabriella.
—No... estaré bien. – sonreí un poco.

En un parpadeo, Jackson se encuentra frente a nosotras.

—¿Cómo se encuentra?
—¿Jackson...? – lo miré, confundida. – ¿Cómo supiste que estaba aquí?
—¿Quién crees que se encargó de los demonios? – dijo el ángel.

Iba a responder, pero el doctor me hizo señas para que fuera hacia él.

—Debo ir... – dije. – Ya regreso...

Me alejé de ellos y entré al consultorio.

—Una disculpa por la tardanza. – dije, apenada.
—No hay problema. – dijo el doctor. – Es bueno que se preocupen por usted.
—¿Cómo está mi tía? – dije, cambiando de tema.
—Toma asiento. – dijo e hice lo que me pidió. – Verás... ella tiene cáncer.
—¿Qué...? – dije, tragando saliva. – ¿Está...Está seguro?

Esto no podía ser verdad.

Conocía a Meg, prácticamente, toda la vida y jamás noté que tuviese indicios de alguna enfermedad.

Y estaba segura de que ella me lo diría, ella jamás podría ocultarme algo tan grave como esto.

Debía ser una broma.

—Mire... le hemos hecho tantos estudios y... – lo interrumpí.
—Es una broma, ¿cierto? – comencé a llorar. – Porque déjeme decirle que es de mal gusto...
—A todos les gustaría que estas noticias fuesen una broma. – se quita sus lentes y los mira. – Su cáncer se encuentra un poco avanzado, perro podemos hacerle un tratamiento para que, con suerte, disminuya.
—¿Hace cuánto tiempo que lo tiene...?
—Por su tamaño... puede que haya sido en... tres años.
—Nuestro viaje a España... – murmuré.
—¿Disculpe?
—Oh... – lo miro. – Ambas viajamos mucho, pero... ese año ella... desaparecía mucho... y... un doctor la llamaba mucho...
—Probablemente ya lo sabía.
—Ella jamás me lo ocultaría...
—¿Tienes algún otro familiar?
—Mis tíos viven en México. – suspiré.
—¿Y tus padres?
—Ellos... murieron... – bajé la mirada.
—Lo siento mucho. – dijo el doctor. – Debes ser fuerte para poder ayudar a tu tía. – lo miro. – Por algo, ella no quiso contarlo, pero, esto ahora es lo de menos. – toma una hoja y comienza a escribir en ella. – Necesitará estos medicamentos, los tratamientos serían quimioterapias y radioterapias. – me mira. – Por lo que veo, ella comenzó a tomar el tratamiento, pero hemos notado que, al parecer, lo dejó hace un tiempo, por lo que, urgentemente necesita esto.
—¿Puedo saber en dónde tiene el cáncer?
—En sus ovarios. – suspiró. – Esa es la razón por la cual no puede tener hijos.
—¿Ella no puede tener hijos?
—No, Arella. – se puso sus lentes. – Ella no puede tener ya que su cáncer puede empeora, aunque hay remedios para eso, existen trasplantes para las mujeres que toman la difícil decisión de operarse, pero no siempre lo logran... aunque, si existen mínimas posibilidades de que una mujer logre embarazarse con el cáncer, pero los porcentajes son casi nulos.

No digo nada.

Tan solo me recargo en mi asiento y pienso, pienso mucho en esta situación.

Era cierto que, Meg jamás había tenido alguna relación con alguien desde que estuvimos en España, cada chico que se le acercaba era cada chico que rechazaba sin dudar.

Al principio pensaba que era por mí, ya que la mayoría de los chicos con los cuales salió antes de esto, eran unos idiotas, creía que había caído en cuenta y que esperaría al indicado, pero, al parecer era por su enfermedad, de la cual yo no estaba enterada.

Y sinceramente, me siento aún peor por cómo le hablé el día de la pelea.

Ella no tenía culpa alguna.

El doctor me entregó la receta y nos despedimos para poder ver a mi tía, la cual se encontraba en una habitación del hospital.

Al salir, vi a Gabriella y Jackson en la sala de espera, sentados, ella se encontraba dormida con su cabeza en el hombro del ángel.

Él, al verme, tan solo me sonrió con los labios sellados y yo le hice una seña, diciéndole que entraría a la habitación, a lo que él asintió.

Pero, antes de entrar, el ángel habló.

—Ella no recuerda nada. – dijo y lo miré. – Borré su memoria para que estuviese más segura.
—Gracias...

Me di la vuelta, para luego entrar a la habitación y verla tan tranquila, en la camilla con su suero en su brazo.

Ella me miró y sonrió, intentó levantarse, pero la detuve.

—Debes quedarte así. – dije, sentándome junto a ella en la camilla. – ¿Cómo te sientes?
—Mucho mejor. – dijo, acomodándose en la camilla. – ¿Te han dicho algo?
—Sé sobre tu cáncer. – dije, tomando sus manos.
—¿Cómo supiste...?
—¿Por qué no me lo dijiste? – la miré.
—Arella...
—Meg... dime... – mordí mi labio.
—No quería preocuparte... al principio era un simple dolor, pero al pasar los años, me di cuenta de mí problema. – tocó mi cabello. – No era tan grave hasta... ahora...
—Te pondrás bien. – sonreí un poco. – Yo me encargaré de eso.
—No lo creo...
—¿De qué hablas?
Puedo morir, Arella...


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[COMPLETA] ✓ ARCÁNGEL: La Maldición de los Caídos I [SAGA: ARCÁNGEL]Where stories live. Discover now