Capítulo XXXII

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¿Ella está nerviosa?, ¿por qué?…¿será acaso que se siente culpable?…no, eso no puede ser, tiene que haber otra explicación.

Sabía que esa humana era especial para el rey, pero gracias a mí ahora está herida. Dejé que su majestad sintiera algo más por culpa de mis acciones —¡okey sí!, se siente culpable por lo ocurrido, jamás me hubiese esperado que eso pensara.

Pitou lo sabía y no hizo nada, sin embargo, era de esperarse, ella sólo sigue mis órdenes, por esa razón también fue culpa mía que Komugi saliera herida —¡Ouh waow!, ¡tampoco me esperaba eso de Meruem!; ahora ¿a qué procederemos?, ¿quién se va a seguir aventando la cuchara?.

¿Debería involucrar me o sólo seguir como espectador?…nah, sigamos viendo.

Alteza, no merezco su clemencia por culpa de mis acciones. Aceptaré cualquier medida que usted tomé por mi insolencia —weeey, no jodas, ¡sólo fue un accidente!; me niego a seguir escuchando como te culpas, Pitou.

Escuchar los pensamientos de esos dos era divertido, al menos al principio, ahora sólo me irrita el cómo piensan, por ello, el tiempo que pasó mientras los escuchaba fue mínimo —Majestad —mencioné captando la atención de Meruem —Pitou, no era la única que sabía sobre esa ave, también lo sabía yo y no hice nada al respecto —bro, espero no arrepentirme de esto después —Le pid…

—De ahora en adelante ambos protegerán a Komugi a dónde sea que vaya, si uno no puede entonces el otro le apoyará. Esta orden sólo es específicamente para ustedes dos —interrumpió el hijo de mami, a lo cual ambos quedamos expectantes —Son los dos guardias reales que considero más fuertes, por eso esta orden es la más indicada para ustedes —¡¿eh?!, ¡¿en serio usted piensa eso?!, ¡waow!.

Nunca me lo vi venir…nah, en realidad sí; aunque esto ya no es parte de la historia. ¡Sabía que no debía meterme!.

—Ya puedes retirarte, Pitou —ordenó el rey.

—Sí —respondió la minina y se levantó, seguidamente se fue del lugar. Estaba por seguirle, pero Meruem mencionó mi nombre, así que me detuve quedando de pie frente a él.

—Sí ¿alteza? —dije viéndole a la cara mientras expresaba un semblante medio serio.

Donde me pida algo más, le parto su mandarina en gajos.

—Estoy consciente de que Pitou protege todo el palacio, por ello te ordeno que permanezcas siempre a un lado de Komugi a dónde sea que vaya, si le llega a pasar algo entonces date por muerto —me amenazó con un semblante serio el reycito.

Sabes, you are fucking annoying, pero ay el amor, tan bonito y tan hermoso que vuela en todas partes.

Suspiré internamente —Por supuesto, majestad —contesté con un semblante forzado en alegría.

Se escuchó como el bro esbozó una sonrisa, que anda saber por que —Puedes irte —a bien campante usted, a Pitou sí le habla bien y a mí me trata como un perro faldero. Me retiré del lugar y a unos cuantos pasos fuera de la entrada me interceptó una hormiga-gato que parecía ¿confundida?.

—Ehm…¿te encuentras bien, princesa? —pregunté confundido pero con curiosidad. Ella me tomó del brazo y me llevó afuera, en específico, al lugar donde siempre se pone para vigilar todo el palacio.

—¿Por qué le mentiste al rey? —su voz se escuchaba molesta y confundida.

—¿Mentirle?, yo n… —recibí una bofetada, que más bien parecía un arañazo, por parte de la gatita, lo cual me dejó impactado por su reacción.

¿Estoy Soñando?Where stories live. Discover now