8

434 46 6
                                    

SORA


Admitir que estaba perdido ante Arik Koslov era poco porque desde el momento en que lo vi tuve una idea en concreto de él. Así que al recordar la forma en la que me había mirado en las duchas, diciendo todo eso me dejó confundido. Y extasiado.

Me volví un completo idiota cuando me besó. No era la primera vez pero si de una forma en que él no transmitía esa aura de ternura sino una más atrayente y peligrosa lo cual me dejó aún más embobado que nunca; pensé en el tatuaje que tenía, por donde estaba trazado y como lo hacía lucir como un tipo peligroso y sexy. Nada que ver con el chico adorable que conocí a lo primero. Por esa misma razón ahora estaba haciendo algo que iba encontra de todos mis principios.

Porque seguía diciendo que no era gay.

Y al pensar en Arik lo estaba reconsiderando. No estaba mal que me gustara o, que mi mano no se detuviera mientras seguía pensando en él. No, no estaba mal. Pero aún así, la vergüenza que sentí después de hacerlo no me hizo mirarlo a la cara al verlo en la mañana en el instituto con aquella sonrisa linda, sus mejillas rosas y, sus manos cubiertas por el sueter del uniforme escolar.

Volví a pensar en lo bonito que se veía de esa forma.

Y en lo sexy que era sin la ropa.

¿Cómo alguien podía ser así de versátil?

Me estaba volviendo loco, de nuevo. Lo evité durante la primera hora, estuve acompañando a Kira a comprar algunos bocadillos a la maquina expendedora cuando pasó ese chico de cabello castaño rojizo y ojos celestes por nuestro lado; pude notar como miraba de reojo a mi amigo y adelantaba el paso con rapidez, huyendo de nosotros. Kira tenía su cabeza gacha, mirando sus pies mientras sostenía con demasiada fuerza la bolsa con papitas.

Hasta que explotó.

—Kira, no hagas desorden —le recriminé pero no me hizo caso alguno, en cambio, se incorporó para alejarse.

—Ya vuelvo...tengo...tengo que hacer algo —huyó.

Chasquee mi lengua y me apresuré en recoger las papitas del suelo antes de que algún profesor pasara y me regañara. Boté todo a la basura y me di la vuelta dándome un pequeño susto.

—Arik.

—¿Estás evitando me, Sora? —preguntó, directamente. Mis mejillas se tornaron rosas y aparté la mirada.

—Nooo...

—Eres malo mintiendo —dijo, mordí el interior en mi mejilla —Sora, mirame cuando te hablo —demandó, con voz autoritaria.

—No estoy mintiendo —giré mi cabeza hacia él.

Tenía una linda sonrisa en su rostro pero sus ojos negros como un abismo se encontraban como los de un felino acechando a su presa. Y no quería pensar que yo era la tal presa aquí.

—¿Por qué estabas evitando me? No pensaras en decirle a alguien sobre mi tatuaje ¿verdad? —su mano tocó mi mejilla, tenía las mangas del suéter arremangadas hasta los codos dejando al descubierto sus pálidos brazos. Inmediatamente la imagen de su tatuaje vino a mi mente ¿Por qué le quedaba tan condenadamente bien? ¿Y por qué no puedo dejar de pensar en eso?

—Claro que no...yo solo-

Sus labios me interrumpieron.

Estaba sorprendido, más porque estabamos en medio del pasillo y, no quería que nadie pasara por aquí y nos viera debido a que nos podríamos meter en problemas por las reglas del instituto. Sentí sus labios moverse contra los míos pero lo alejé parpadeando varias veces.

Él se veía diferente hoy. O bueno, ahora.

Porque hace un rato tenía pinta de un chico inocente y tranquilo y, ahora tiene pinta de que te puede partir la madre y que estaba enojado.

—Alguien podría vernos...

—Me importa una mierda si nos ven, Sora —oh vaya

Las malas palabras que salen de su boca se escuchan tan bien. ¿Debo estar loco, no?Creo que sí. Pero estar loco si es por él se siente muy bien.

—Escucha, no estaba evitando te, solo no quiero ser muy empalagoso contigo ¿entiendes? Pensé que te sentirías incómodo a mi lado porque vi tu tatuaje —expliqué. Eso no era del todo verdad, estaba avergonzado por haberme tocado pensando en él.

Arik sonrió. Genuinamente, esta vez.

—Bien, no me molesta que lo hayas visto así que no te preocupes —sonreí al escucharlo. Más porque había visto como su actitud tierna volvía de nuevo. Entre cerré mis ojos un momento. Arik parecía ser un poco bipolar, pero tal vez era porque desconfiaba un poco de mi creyendo que le diría a alguien sobre su tatuaje ilegal.

—Almorcemos juntos hoy, invita a tus amigos también. Fuka me agrada mucho —sus mejillas tomaron color.

—De acuerdo —acaricié su cabello suavemente y él cerró sus ojos disfrutando de la caricia.

Owww...es tan lindo.

La campana sonó, estuve a punto de ir a buscar a Kira pero Arik me apesuró que nos fueramos al salón antes de que llegaramos tarde y no nos dejaran pasar por lo que confié en que mi amigo rubio decidiera ser responsable e ir a clases por su cuenta. Cosa que nunca sucedió y, solo pude verlo hasta el siguiente día.

Almorcé con Fuka y Arik, quien la primera estaba encantada con el pelinegro, porque se veía muy tierno en todo momento y era bastante amable y educado con ella. No podía olvidarme de lo que habíamos hablado, mi vergüenza hizo apto de presencia en un momento y quise que la tierra me tragara. No puedo dejar de pensar en él y lo tengo a pocos metros de mi casi todo el tiempo en el instituto ¿Es posible querer estar ran cerca de alguien todo el tiempo? Yo creo que no, me sonaba bastante raro la verdad y, no quería que Arik pensara que era un asqueroso empalagado.

Para cuando salimos del instituto, por primera vez Arik me permitió acompañarlo a su casa.

Bueno, casi a su casa.

Vivía bastante lejos y tuve que devolverme antes de que fuera más de noche.

En el camino vislumbre a alguien que se parecía mucho a Kira, estaba gritándole a otro chico, se veía alterado y, justo antes de que me decidiera ir en su dirección, el chico salió corriendo y Kira detrás de él.









Las apariencias engañan [ yaoi/gay ] +16 *EDITANDO* Where stories live. Discover now