✩Sweetie✩

20

Emilio miraba por todas las direcciones posibles, con las manos en sus bolsillos y moviendo la pierna nerviosamente. Repasó una vez más los consejos que Soora le había dado esa mañana y rezó a los cielos para que todo estuviera bien. Esa chica estaba loca y hablaba con palabras extrañas. Se compadecía de Alejandro.

Joaquín llegó corriendo hasta donde se encontraba el azabache parado en la entrada. Cuando llegó hasta él se sostuvo con sus rodillas tratando de calmar su respiración, pues había corrido desde la parada de autobús a cuatro cuadras.

- Lamento... Llegar... Tarde.

Emilio lo miró, recordando una vez más las palabras de su amiga.

- Acabo de llegar.

Mentira, había llegado hace más de veinte minutos. Incluso llegó antes. Pero eso era algo que Joaquín no debía saber.

- ¿Entramos? - le sonrió ocultando sus ojos, haciendo un ademán para que entraran.

Emilio no dijo nada, se limitó a entrar seguido de Joaquín.

- ¿Cómo se llama esa película? - preguntó Emilio, dirigiéndose al cinema.

- ¿Por qué no damos una vuelta antes? Se me antojó algo de comer.

Emilio lo miró sobre su hombro, asintiendo lento y desviándose hacia la sección de comida del centro comercial. Joaquín miraba los puestos pensando en qué deberían ordenar, mientras que Emilio lo miraba aburrido, pensando quién debía pagar. Quizás sería buena idea que él lo hiciera, pero no sabía si le dolería el codo.

"Si quiere comer algo, por favor no seas tacaño como otras personas (¿Es a mí?) y paga tú." tanteó sus bolsillos y soltó un suspiro resignado.

- ¿Qué quieres tú?

- Cualquier cosa está bien.

- Uhm... - miró los puestos - ¿Qué tal... Carne?

- Está bien.

- ¡Oh, oh! ¿Kimchi?

- Bien...

- ¿O mejor pizza?

- Sólo elige, yo como lo que sea.

Joaquín sonrió apenado. - Es que no tengo idea, mejor tú escoge.

El azabache suspiró. Había olvidado lo difícil que era una cita. Miró los puestos, deteniéndose en uno.

- ¿Por qué no, comida americana?

- ¡Sí, es una buena idea!

Emilio sonrió, caminando hacia el puesto mexicano junto a uno de carne. En verdad le encantaba esa comida, Alejo y su novia de sangre latina se habían encargado de eso. Ordenaron lo que querían, luego Emilio pagó negándose a que Joaquín lo hiciera, aunque el pelirosa insistió demasiado. Con las bandejas en las manos se dirigieron a una mesa no muy lejos, sentándose en las sillas y admirando la carne en una tortilla y una cosa verde a un lado.

- ¿Has probado la comida mexicana antes? - le preguntó, echándole esa cosa verde a sus tacos para luego llevarlos a la boca.

- No en realidad - lo miró comer -. ¿Cómo saben?

- Fon fa glofia - dijo con la boca llena, haciéndolo reír -. Anda come o se van a enfriar.

Joaquín le hizo caso, comiendo aquellas cosas raras. Sus ojos se abrieron con sorpresa haciendo reír al azabache. Joaquín lo escuchó atento, nunca antes lo había escuchado reír de aquella manera. Una risa real, una sincera. Le gustó aquella sonrisa que dejaba al descubierto sus encías y hacía pequeños sus ojos felinos.

- Emilio hyung - lo llamó después de un rato -. ¿Tú has... Tenido novia?

El azabache asintió, tomando de su refresco.

- ¿Por qué?

- ¿No tienes ahora?

Negó.

- Interesante - murmuró, estirando el brazo para tomar de su refresco.

Emilio asintió.

- ¿Ya quieres ir a comprar las entradas?

Joaquín mordió su labio.

- Mejor vamos a otro lado - sonrió tímido.

- ¿No querías ver la película esa?

- Puedo verla solo, hoy estoy contigo - se encogió de hombros.

Emilio lo observó sin decir nada, viendo las mejillas del pelirosa combinar con su cabello. Las palabras de Camilo llegaron a sus oídos, como si le estuviese gritando que ese chico estaba interesado en él.

"Si se aburren de estar en los cinemas pueden ir a dar un paseo, ¡el río Han de noche es tan hermoso! Bueno, no sé, alguien no me ha llevado todavía (¿Es a mí otra vez?) ¡Fighting Emilio!"

- ¿Quieres ir al río Han?

Joaquín asintió, sonriendo más y levantándose primero.