capítulo siete

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CAPÍTULO SIETE

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CAPÍTULO SIETE.

Adela estaba feliz de que su hermano pasara con éxitos la primera prueba. Sabía que Cedric era capaz en absolutamente todo y eso la hacía sentir muy orgullosa de él, tenía a un hermano excelente. Sinceramente ella deseaba ser algún día como él.

Con el paso de los días los rumores que en ese entonces habían circulado de Adela se fueron tan rápido como llegaron. Ya (casi) nadie hablaba sobre eso. Todo volvía a ser técnicamente normal, o al menos de lo que se considere normal.

Aunque la castaña aún se preguntaba por la dudosa actitud del rubio hacía ella. A veces era "considerado"  si es que se le podía llamar así, pero luego entendía que quizá solo era para fastidiarla más. Adela tenía muchas dudas en su mente sin resolver debido a eso, y la frustraba de sobremanera. Odiaba sentirse así y solo su hermano junto con su nueva amiga lo sabían.

La rubia de un año menor la miró sin expresión alguna, pero con un revoloteo en el estómago que le inundaba felicidad. Últimamente Luna creía que ver a su amiga tan distraída en sus pensamientos la hacía ver adorable. La agarró de la mano y la agitó, llamando su atención.

Adela en cuanto sintió su tacto la miró, y en unos segundos traía una bonita sonrisa en los labios.

—¿Sucede algo, Luna?

—No, nada. Sólo quería comprobar si aún estabas aquí.

Ahora ambas se sonreían, y podían decir con seguridad que se sentían tranquilas la una con la otra. Era cómodo. Minutos después Adela posicionó su mano en el suelo con fuerza parándose de aquél y aún con el libro en la otra mano, miró a la contraria y le habló.

—Luna, iré a dejar este libro a la biblioteca. Creo que ya he leído suficiente de el. Vuelvo enseguida.

—¿No quieres que te acompañe, Adela?

—No hace falta, volveré luego. Tú quédate aquí tranquila.

Luna asintió y sonrió ligeramente, ese tipo de sonrisa típica y común en ella. Una muy bonita según Adela.

Colocó el libro en su pecho y lo abrazó, como si estuviese protegiéndolo de cualquier cosa horrible que pudiese sucederle. Caminó a pasos apresurados y entró con facilidad a la biblioteca, respiró hondo y observó todos los estantes que estaban a su vista. Agarró el libro entre sus manos y lo colocó junto a los demás libros de uno de los tantos estantes de la biblioteca. Antes de apartar sus ojos del libro sonrió, como si estuviese dándole las gracias por dejarla tomarlo y leer de su contenido.

En un intento rápido de mirar a los estudiantes que aún se encontraban en la biblioteca divisó a Noemí, una chica unos años mayor que ella. Adela la conocía debido a Cedric, él solía hablarle de ella de vez en cuando —sobretodo cuando ella aún era sólo una niña— y según él, ambas se parecían en ciertos aspectos, además, sorprendentemente ambas estaban en la casa de las águilas. Aunque Adela pensaba que Noemí lucía con mucha más inteligencia y sabiduría que ella.

Lindos Anteojos, draco malfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora