16.

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Elsa y el espíritu se miraban fijamente, dando vueltas alrededor el uno del otro, atentos a cada movimiento. Mientras tanto, Elsa iba recordando a Anna, su amor por ella, y reviviendo todos los momentos horribles que aquel ser les había hecho vivir. Finalmente, una lágrima brotó de su ojo y, sin perder tiempo, la recogió con su mano y creó una lanza de hielo con la que atacó de frente.

—¡Oh! ¡Así que era eso! —dijo el espíritu, esquivando la embestida de Elsa—. Llevaba mucho tiempo preguntándome cómo me habían conseguido dañar. ¡Ahora lo veo claro! ¡Gracias!

Elsa giró, molesta, dispuesta a golpear con un ataque circular, pero el espíritu lo esquivó con facilidad.

—Lo gracioso es que, al no saber cómo había sido, aprendí a defenderme. He pasado muchos años entrenando para perfeccionar mi técnica. ¿Que el espíritu de la velocidad ayuda? Sí, claro, pero hay que tener una buena base si quieres poder defenderte en condiciones y aprovechar bien su poder.

Elsa, mientras tanto, seguía lanzando un ataque detrás de otro, sin llegar a alcanzar a su objetivo.

—¡Buen ataque! Pero deberías relajar un poco más los hombros. Ahí te ha faltado meter un poco más de cadera para darle más fuerza, y ese movimiento no ha sido todo lo limpio que debería.

El espíritu parecía estar disfrutando aquello, como un gato jugando con un ratón. Elsa, en cambio, respiraba fuertemente a causa del esfuerzo.

Una nueva lágrima brotó de los ojos de la arendelliana y, con un rápido gesto, creó una pequeña daga. Cogió aire y se lanzó de nuevo al ataque, combinando ataques con la lanza y ataques con la daga en las distancias cortas. Sin embargo, tampoco dio resultado. El espíritu seguía esquivándola con toda facilidad mientras parloteaba sin parar.

Ttras otra tanda de ataques infructuosos, Elsa retrocedió para recuperar el aliento.

—¿Eso es todo? ¿Después de tanto postureo? —dijo Olvido, dando lentos pasos hacia ella—. Supongo entonces que me toca a mí ahora.

La arendelliana adoptó una postura defensiva, cruzando sus armas frente a ella y colocando el cuerpo de lado. Respiró hondo y se preparó para el ataque, pero el espíritu había desaparecido.

Un fuerte golpe en un costado la hizo caer, pero aprovechó el impulso para rodar y recuperar su postura.

—¿Dónde estabas mirando? —le recriminó el espíritu—. ¡Hay que estar más atenta!

De nuevo, volvió a desaparecer de su vista. Elsa dio un paso atrás intentando protegerse, pero el espíritu le dio un nuevo golpe, esta vez en el hombro, y un fuerte dolor recorrió el cuerpo de Elsa mientras caía al suelo con la armadura partida.

—En serio... tienes que prestar más atención.

Elsa intentó incorporarse pero el dolor que sintió en el hombro fue tan fuerte que fue incapaz de mover su brazo, que caía inerte a su lado.

Viéndose acorralada desató una fuerte ventisca a su alrededor y consiguió levantarse a duras penas, intentando poner algo de distancia con el espíritu. Mientras se alejaba, abrió una pequeña bolsa que llevaba en un costado y la volcó, dejando que el viento arrastrase su contenido.

—Elsa, Elsa, Elsa... —oyó la voz del espíritu—. Sabes que no tienes escapatoria, ¿verdad?

La arendelliana detectó cambios en el patrón de la ventisca y se lanzó hacia un lado. Un instante después, Olvido pasó a toda velocidad a su lado.

—¡Oh! ¡Me has esquivado! ¡Muy bien! Probemos con esto.

Elsa volvió a notar cambios en la ventisca y rodó para apartarse del espíritu, que descendió del cielo y golpeó fuertemente el suelo con la rodilla.

Luna de miel a la vikingaWhere stories live. Discover now