Para que sepas lo que te pierdes.

30.9K 2.1K 398
                                    


#Marcos

Joder. Creía que después de tanto tiempo ya había visto todo de ella, pero esta noche... enfundada en ese vestido rojo que parecía estar creado para ella, con los labios del mismo color y su pelo pidiéndome a gritos que lo tocase, me tenía loco, enfermo. Mía estaba guapa, sexy, hecha toda una mujer, increíblemente radiante. Y para el colmo de todos mis males, la luz de la luna alumbrando su figura mientras fumaba con aquella delicadeza, y hablándome de manera tan sensual, me hacía quererla y desearla como nunca antes lo había hecho.

- ¿Otra idea? - le digo acercándome peligrosamente a ella, quien retrocede divertida. Sabe que me tiene en la palma de su mano esta noche.

- Sí, quiero bailar - susurra sobre mis labios. Yo lamo los suyos y le dejo un corto pero mojado beso.

- ¿Bailar ahora nena? ¿De verdad quieres volver ahí dentro con toda esa gente? - pregunto mientras me deshago de lo que me queda de cigarro tirándolo al suelo y pisándolo. Lo último que me apetece en este momento, es separar mis manos de ella para poner a hacer el tonto rodeado de gente. Estoy mucho mejor cuando somos solo ella y yo.

- No. Quiero bailar aquí, contigo.

Sonrío sorprendido sin poder apartar mis ojos de los suyos. De ese gris atormentado con el que he soñado tantas noches. Mía quiere bailar conmigo, en mitad de un jardín mientras nos escaqueamos de la boda de nuestros mejores amigos.

- Aquí - repito.

- Aquí. Si guardamos silencio podemos escuchar la música desde este mismo sitio, sin tener que movernos - comenta con toda la suavidad del mundo en su voz antes de tirar el cigarro también y acercarse a mi. Yo no dudo ni un solo segundo en rodear su cuerpo con mis brazos y pegarla todo lo posible a mí.

- Estás bastante loca, Mía Hills. Me haces volverme un tipo completamente ñoño, cursi e irracional cuando estoy contigo.

Pero ella solo se ríe con su cabeza apoyada en mi pecho y sus brazos rodeando mi nuca mientras nos movemos lentamente de un lado al otro.

- Me encanta este sexy y cursi Marcos, seguramente sea de mis favoritos - me río por sus ocurrencias antes de dejarle un beso sobre su pelo. Y no sé cuánto tiempo pasamos así, pensando en todo, que cuando me alejo de ella, las palabras salen de mi.

- Perdóname por el tiempo que tarde en decirte a lo que me dedicaba hace seis años, perdóname por haber dejado que pasarás por todo lo que pásate, perdóname por no querer tener hijos al principio de nuestra relación, perdóname por no haberte seguido hasta Nueva York en cuanto te fuiste, perdóname por poner mi orgullo antes que tu bienestar y el de Olivia durante tanto tiempo, perdóname por no haber estado cuando tenías que ejercer de madre y de padre, perdóname por haberme llevado a Cloe a ese viaje aún sabiendo lo que iba a sentir en cuanto te viera, perdóname por no haberte pedido matrimonio el día en que te conocí, perdóname por todas las veces que la he cargado, por mis arranques de celos, por toda la mierda que te hago pasar con el tema de mi familia...

- Marcos, ¿ a qué viene esto? - me pregunta con tono dulce mientras me acaricia la mejilla. Sé que si no me cayo en breve, la voy a hacer llorar. Y no soporto verla llorar.

- Viene a que al final del día, cuando todo se me ha echado encima y nada va bien, la única persona que está de verdad ahí esperándome eres tú.

- Y siempre voy a ser yo, cariño - me dice antes de dejarme un leve pico en los labios. Sabe que he tenido un momento de debilidad y me puesto algo sensible. No es común en mí, pero ella sabe llevarlo.

- ¿Sabes que está boda no es nada comparado con lo que va a ser la nuestra verdad? ¿Lo sabes? - ella sonríe automáticamente y asiente - ¿Sabes que aún quiero tener más hijos no?

- ¿Más hijos? - me pregunta de lo más feliz. Esa no se la esperaba.

- Uno, dos más.

- ¿Cuatro hijos y una boda? ¿Estás seguro?

Que si estoy seguro dice... llevo pillado por ella seis años, y no es nada comparado con lo que me queda. ¿Cómo no voy a estar seguro?

- Podemos mantenerlos.

- Sé que podemos mantenerlos, pero soy yo quien los tiene que dar a luz. ¿Recuerdas lo mal que lo pásate durante el parto de Evan?

- No fue para tanto...

- Marcos, casi te desmayas.

- No soportaba verte así y no poder hacer nada - le digo con toda la sinceridad del mundo. Ver a Mía sufrir de aquella manera me hizo estresarme a un nivel tan grande que parecía que al final fuese a parir yo en vez de ella.

- Lo sé. Pero no sé si tendremos muchos más hijos.

- Venga nena, pero si lo estás deseando. Eres la mejor madre que conozco - le digo hundiendo mi cara en su cuello para oler su exquisito perfume.

- Estás loco - me dice riéndose a carcajadas.

- Por ti.

- ¡Eh! ¡Parejita! ¡Venid que los novios van a cortar la tarta! - escuchamos gritar a Alison a unos metro de distancia. ¿Acaso puede ser más inoportuna nuestra amiga?

- ¡Ya vamos Ali! - responde Mía gritando también como si yo no estuviera a centímetros de ella.

- ¿Porqué le dices eso?, yo estaba bien aquí - ella se separa de mí aún con una sonrisa de oreja a oreja y me coge de la mano.

- Vamos a ver a los novios, nuestros amigos y los niños están adentro. Además cielo, ¡el momento de la tarta es muy importante en una boda! - anuncia de lo más entusiasmada mientras tira de mi.

- Sí, claro. El momento de la tarta.

Le dejo tirar de mi mano por todo el jardín mientras admiro como se mueven sus caderas de un lado a otro mientras camina.

- Una pena, yo que pensaba follarte en cualquier rincón de este sitio - le digo al oído mientras me suelto de su mano y avanzó por delante de ella, dejándola pasmada.

Eso es nena, para que sepas lo que te pierdes.

TUYA (III)Where stories live. Discover now