Capítulo 6: Jueves

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"¡Ding, dong!" El timbre sonó despertando a Aria. Se giro en la cama y miró la hora: Apenas eran las 8.

- ¿Quién será a estas horas? - Se dijo mientras se levantaba, se ponía una bata y caminaba hasta la puerta.

- ¡¡Sorpresa!! - Gritaron sus tres amigas al unisono.

Aria apenas veía, así que su sorpresa, en cierto modo, fue menor.

- ¿Qué hacéis aquí? - Las preguntó intentando encontrar una explicación.

- Hemos venido a desayunar contigo, para que no te sientas sola en casa - Respondió Laura mientras entraban sin pedir permiso y se iban poniendo cómodas.

Traían una bolsa con churros recién hechos que iban dejando un aroma que consiguió que se despertara su apetito.

- Gracias pero no hacia falta - Respondió.

Ming la miro de soslayo - Claro que hacia falta mientras buscaba platos - ¿Tienes chocolate?

- Creo que queda algo. Busca en el armario de encima del fregadero - Le contestó.

Su amiga dio un pequeño salto de alegría cuando dio con ello y se puso como una loca a prepararlo. Laura tomó la alternativa.

- Hay que compensar la falta de sexo - Explicó - Y solo tenemos dos opciones: O tomar chocolate o montárnoslo entre nosotras - Luego se dirigió directamente a Aria - Seguro que tu lo notas más, acostumbrada todas las noches...

Aria se medio ruborizó. Laura siempre era una descarada hablando. Esther la cubrió.

- ¡Joder Laura! Preguntas tanto por Abraham que parece que te fueras a casar tú - La recriminó.

- Voy a ponerme algo mas visible - Informo la castaña mientras las otras discutían de sexo.

A decir verdad, Aria disfrutaba de una vida sexual bastante activa. Y claro estaba que el hecho de que Abraham estuviera de viaje, mellaba esa verdad. Pero, no era cierto que no hubiera tenido sexo... Después de la escena con Liz en el cambiador, las imágenes no podían salir de su cabeza. Esa manera de tocarla, esa suavidad, su forma de besar, de atraerla, de cautivarla. Todo su cuerpo se convulsionaba cada vez que volvía a ese punto del día. Por eso, no le sorprendió la necesidad insana de masturbarse nada mas llegar a casa. Tenía que calmar la tensión que soportaba desde aquel momento y que llevaba aguantando toda la tarde mientras seguía con los tramites de la boda.

Tampoco le resultó extraño despertarse igual de caliente en mitad de la noche, con las sabanas rozando la piel de sus piernas desnudas. Sus dedos habían encontrado solos el camino que llevaba a su sexo y sabían como debían actuar. Se acaricio con energía , buscando el orgasmo, acallando sus gemidos con la cabeza hundida en la almohada. 

Pero eso no la había saciado. No podía sentirlo igual, no eran sus manos las que quería sentir. No era su piel la que deseaba tocar.

La llama ardía y el fuego cada vez estaba más cerca de quemar a Aria. Un fuego con nombre, con rostro, con labios.

Llego a la habitación y se sentó en la cama. Suspiró frente al hecho de que volvería a perder tiempo de su cita con Liz si no se veía obligada a anularla. Cogió el móvil y buscó el contacto con Liz.

[8:15] Aria: Tengo visita. No se lo que tardaré. Pero quiero verte.

[8:16] Liz: No te preocupes estaré por allí para cuando acabes.

Aria sonrió aunque le frustraba el hecho de acortar el tiempo. Entonces recordó algo. Tomó su agenda y buscó lo que tenia que hacer hoy: Poco más que unos tramites por la mañana. Volvió a coger el móvil.

Pídeme que te beseWhere stories live. Discover now