Amor por el baloncesto - MYG+KTH.

Parte 69: el día que todo empeoro

TaeHyung despierta sudado y con la respiración agitada.

Sólo ha sido un sueño. Piensa. Una pesadilla. Corrige tomando una bocanada de aire, siente sus ojos aguarse, rayos. Niega con la cabeza a la vez que se vuelve a acostar.

"—Todo está en tu cabeza". Recuerda y asiente para sí mismo, lo sabe muy bien, todo ha pasado y debe dejarlo. Eso dice siempre su madre.

Se pone de pie luego de unos minutos que mira el techo de su habitación y se dirige al baño para tomar una ducha rápida, eso lo relaja un poco pero una vez que sale regresa a la realidad y siente un poco de miedo comenzar a hormiguear en su estómago. Guarda sus cosas en su mochila y se pasa esta por el torso.

Baja las escaleras a paso lento, no tiene ganas de nada, quisiera no ir a la escuela, no quiere ver a nadie, aunque por suerte es viernes, los viernes son buenos porque no tiene clases con la profesora Hiroko y regularmente no hacen muchas cosas por lo mismo que es el último día de la semana laboral.

Y bueno, se irán todo el fin de semana a Busan, eso suena bien, un poco bien.

—Buenos días —recibe su madre con una sonrisa, él le saluda con la mano—, en un momento te doy tu chocolala —indica y el menor asiente tomando asiento en una de las sillas de la mesa.

—Oppa, ¿te sientes bien? —Pregunta Suk frente a él, Tae la mira y le sonríe suavemente a la vez que asiente, le alza un pulgar. La niña tuerce el labio y asiente suavemente.

Toma la chocolala que su madre le da y la toma a sorbos, enciende su celular para ver sí tiene algún mensaje del chat del grupo del salón, pero no hay nada, aún están los mensajes acumulados de todos, con este van a ser 3 días que no conversa con ellos y es que en serio no puede. Da el último sorbo y se pone de pie para dejar el vaso en el lava-trastes.

Se despide de su madre con la mano desde donde está, al otro lado de la barra.

—¿Mi beso? —Cuestiona, Tae toma un respiro y se acerca a dejar uno suave sobre su mejilla. —Ten un buen día —le sonríe, el menor asiente y sin más toma su mochila del suelo y se la cuelga. —Ya tienes tu maleta lista, ¿cierto? —El menor le asiente—, perfecto, recuerda que llegando nos iremos —sonríe.

Sale de casa a paso tranquilo, va caminando y en un momento voltea hacia atrás, a unos metros de él al otro lado de la calle puede ver a Agust deteniéndose, siente su respiración detenerse en su garganta, el pelinegro lo está observando fijamente, Tae quiere correr pero sus piernas no se mueven, parecen estar plantadas en el suelo, pero reacciona en cuanto el pálido saca algo del bolsillo del pantalón del uniforme, a los segundos su celular vibra en su mano, mira la pantalla y nota que es un mensaje de él, y dice un; Hola.

Tomando un respiro y dándole una última mirada al pálido se gira y comienza a caminar a paso rápido, ya sin mirar a atrás, cuando está cerca de la preparatoria es que decide comenzar a correr y dirigirse a los baños una vez llega.

Ya en el cubículo cierra los ojos sosteniendo el picaporte y tratando de recobrar la respiración.

Ah, su pecho a dolido al ver a Agust ¿así dolerá cuando vea a los demás? Sintió ganas de llorar y sintió tanta vergüenza. ¿Qué le querrá decir? No puede imaginárselo y tampoco quiere, seguramente todo serán mentiras disfrazadas de explicaciones pareciendo sinceras.

Se gira al inodoro bajando la tapa con un pedazo de rollo, luego de limpiar la superficie se sienta soltando un suspiro y cerrando los ojos. Su cabeza duele mucho, siente que va a estallar. Se cubre el rostro con las manos.