Capítulo 1

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Mi primera acción al despertar esa mañana es la de estirar la mano en la parte derecha de mi cama, en donde se suponía debería estar mi esposa. Encontrándome con ese lado vacío, aún somnoliento me siento en la cama y observo a mi alrededor, estoy solo.

La discusión del día anterior llega a mi mente, en víspera de nuestro aniversario número uno, Caitin había preparado una cena privada sorpresa en casa. Sin embargo, la sorpresa fue suya pues no puede llegar a tiempo, tuve que estar al pendiente de los últimos arreglos del crucero nuevo. En mi defensa, ella sabía con quien se casaba, el CEO de los Cruceros Russo, la empresa familiar que lideraba desde los 25.

Hoy con seis años de experiencia y una empresa en ascenso, se ha posicionado como una de las mejores en su campo. Era de entender que debía viajar constantemente, no solo para entregar los yates, también para crear nuevos clientes. Mi padre era dueño de esa multinacional cuya especialidad era la elaboración de veleros y yates.

Al obtener el control de ella, quise incursionar en los cruceros y eso hice. Hoy por hoy, los Russo habían dado la vuelta al mundo, todo el que se consideraba de la élite o quisiera ostentar serlo, debería tener en su puerto uno de mis bebes.

Me he salido del tema, decía que el día anterior llegué tarde, era el día en que zarpaba una de mis mejores creaciones. Y, desde la época de mis abuelos, había la tradición de que el dueño tenía que zarpar con el nuevo modelo. Era una tradición que databa de muchos años atrás, un agüero que mi padre conservaba y que yo seguía haciendo.

A Caitin no le gustaba asistir a ese acto y a ninguno que mi padre ordenara, lo consideraba aburrido y una tradición tonta que yo como nuevo dueño tenía que anular. En este punto, es obvio para ustedes deducir que mi adorada esposa y mis padres no se llevaban bien, ¿la razón?, mis padres no estaban de acuerdo en que me casara con ella, pues antes de ser mi novia, fue la novia de Liam, uno de mis mejores amigos y con quien últimamente tenía ciertas diferencias.

Filippo Russo, mi padre, aseguraba conocer a las mujeres como Caitin y Camila Mancini (Madre e hijas), eran frívolas e incapaces de amar a nadie que no fuera ellas mismas. Aconsejó no tener hijos en los primeros años y me dedicara a conocer a mi esposa, también que ambos firmáramos una cláusula de separación de bienes.

Conocedor del carácter explosivo y autoritario de Filippo Russo, era mejor seguirle la cuerda y no contradecirlo. Abrigaba la esperanza que esta vez y solo por esta vez, el no tuviera la razón. Aunque rara vez se equivocaba y Caitin daba muestras de ser ese tipo de mujer y su madre igual.

Como se supone que te casas para siempre, firmé sin mayor problema, pero Caitin vio en ese acto una muestra de desconfianza hacia ella. Ella no lo firmó y yo terminé rompiendo el documento como muestra que la amaba.

Este año he estado dividido, en un lado estaba mi esposa a quien tenía que aceptar amaba con locura, pese a su incomprensión y la incapacidad de entender mi posición con papá; por el otro lado, mis padres, a quienes le debo todo y tengo que decirlo, mis jefes.

La empresa aun figuraba a nombre de ellos, así lo habían decidido (pero mi mujer no lo sabía). Quise que mis padres se relajasen y vivieran una vida tranquila como se lo merecían. Por eso acepté ser el que lideraba la empresa, sin embargo, no daba un paso en la empresa sin consultarlo, algo que mi amada no comprendía.

Papá se negaba a que ella supiera que yo no era el dueño absoluto y decía tener los motivos para ocultarlo. Mi esposa insistía que yo era bastante mayorcito para tener que estar solicitando a mis padres la opinión para todo.

Ella quería hijos, formar un hogar real y no ser una figura decorativa en la casa. Se negaba a participar en los negocios, no quería a mi padre como jefe. Tampoco ejercer, pues no tenía necesidad de hacerlo.

Eclipse de AmorNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ