Él siempre la había amado, cuerpo y alma, pero ninguno de los dos sabía que ella también se había enamorado ciegamente... hasta ese verano.
Soul Surfer: término inventado en 1960 para denominar a aquellos que surfean por el simple placer de hacerlo...
❝No asumas que soy lo que era, porque Dios sabe ━ yasí lo percibirá el mundo ━ que he dado la espalda a mi antiguo yo.❞
━ William Shakespeare, Henry VI, parte 2.
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𝟎𝟓. 𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄 𝐃𝐄 𝐂𝐀𝐍̃𝐎́𝐍
Me encontraba en un océano repleto de tiburones hambrientos y yo era simple carnaza para ellos.
Hacía meses que no visitaba el Island Club. Las instalaciones seguían ridículamente lujosas; los extensos campos de golf, la piscina climatizada, los jacuzzis, las saunas, el servicio de hidromasaje, la barra libre, la pista de pádel... Solo el minibar de una habitación costaba lo mismo que yo cobraba mensualmente en la Sunset Surf Academy, por lo que pisar aquellos dominios no era de mi gran devoción.
Los kooks se distribuían por manadas en diferentes secciones del club. En la sala de juegos solían estar los más jóvenes, aquellos que se encontraban en plena pubertad, mientras que los adultos se decantaban por el spa o los brandys. A lo lejos pude identificar a algunos norteños que se acercaban más a mi edad como lo eran Rafe, Topper o Kelce, que en ese momento se dedicaban a tomar el sol junto a la piscina bebiendo «agua con misterio», como solía llamarle yo. Lo cierto era que, por muy costoso que fuera aquel Club de Campo, su vigilancia era una mierda.
Advertí a Rafe sobre la hamaca resbalando sus gafas de sol por el puente de su nariz mientras miraba hacia mi dirección. No tardó demasiado en acercarse, sorprendido y aparentemente contento de verme allí. Me otorgó una buena perspectiva de su fornido y bronceado abdomen cuando estuvo delante de mí; yo no me molesté en disimular la dirección en la que habían caído mis ojos.
—¿Te gusta lo que ves? —me preguntó con picardía. Pude sentir su mirada recorriendo mi figura detrás de sus lentes oscuras.
Chasqueé la lengua. Lo que realmente me gustaría ver eran las olas de la playa mientras surfeaba bajo el esplendoroso sol de aquella tarde de verano, pero para mi disgusto tenía que estar en ese lugar y no por elección propia.
—Lo que me gusta o me deja de gustar no es de tu incumbencia —le respondí tajantemente, a lo que él frunció los labios.
—Pensaba que volvíamos a ser amigos, pero por lo visto me equivocaba.
—Tú y yo nunca fuimos amigos, Rafe —bufé —. Yo nunca podría ser amiga de alguien que se queda mirando cómo su mejor amigo le rompe la nariz a un chico.
Rafe se llevó la lengua al paladar, alzando levemente la cabeza tras cruzarse de brazos.
—Así que se trata de eso. —Negó con la cabeza con una sonrisa sardónica estirándose en sus labios —. Me pareció ver que nadie en la playa hacía nada, incluidos los amiguitos de ese pogue. Bueno, al menos no hasta que el loco de Maybank sacó una pistola y apuntó a Topper en la cabeza. ¿Estás enfadada con ellos también?
