Espejismo

Capítulo 8

Iris

Me quedo helada observando aquel rostro tan familiar. Las palabras no salen de mi boca. ¿Esto es real? Me dirige una sonrisa.

-Todo va a estar bien- me dice con calma.

De alguna forma, se siente alentador estar a su lado en estos momentos de confusión. Antes de que pueda responderle algo a Matías, una luz nos baña y luego me invade una sensación cálida. Cuando se apaga, poco a poco me doy cuenta que ya no estamos en una tierra desconocida, se siente como un hogar.

-Este es el lugar de mis dibujos- digo, conteniendo el aliento.

No podía creerlo, aquel cielo lleno de estrellas y galaxias entre colores violetas, azules y naranjas, las construcciones hechas a base de pilares, los grandes espacios verdes, estatuas de algunos personajes, cuyas inscripciones están en un idioma que por alguna razón logro entender. Son las estatuas de Zeus, Poseidón, Atenea y muchos otros dioses de la mitología griega, si es que es una mitología. Las montañas que veo a lo lejos se pierden entre las nubes.

Veo la reacción de Matías, Lena y Zoe. Están sorprendidas igual que yo. Es un lugar hermoso, el Olimpo. Lo sé por los cuentos que he leído y las historias que nos han hecho representar en algunas materias del instituto. El solo hecho de pensarlo no lo hace real y siento que estar aquí sigue siendo como un sueño. Estoy feliz. He dibujado muchas veces este lugar por haberlo visto en mis sueños y jamás creí que estaría parada aquí, porque se supone que no existe.

De pronto me siento mareada, es como si sintiera el poder que me conecta con la pluma y luego esta empieza a flotar. Tomo la pluma y se extiende la hoja en el aire. Me sorprendo un poco al darme cuenta de que dibujo sobre la hoja flotante. Es un señor, o al menos eso creo. Lo he dibujado un par de veces porque lo he visto en mis sueños. Antes de entender lo que pasa, la hoja se cierra y cae al suelo junto a la pluma. La recojo y me doy cuenta de que Matías ya no está a mi lado. Matías se acerca junto a un hombre que no he visto nunca.