Capítulo 21: Daichi Sawamura

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- Entonces, ¿tú lo sabías? - preguntó Keiko, teniendo que elevar la barbilla para mirar a su chico, el cual le sacaba más de una cabeza de altura. Ambos caminaban en dirección a la casa de Daichi. Keiko sabía que este necesitaba un poco de compañía, y se sentía algo culpable de que siempre fuera él el que la tuviera que acompañar a casa para poder hablar un rato antes de irse a dormir.

 Keiko sabía que este necesitaba un poco de compañía, y se sentía algo culpable de que siempre fuera él el que la tuviera que acompañar a casa para poder hablar un rato antes de irse a dormir

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- Claro. - respondió el muchacho, riendo suavemente. - Tanaka es transparente. Se le notaba desde hacía días. No me creo que no te hayas dado cuenta.

- No sé. Ryu es muy raro. - rio también Keiko, encogiéndose de hombros. - Quiero decir, que hace cosas raras. No sabía que esa era su manera de mostrar que le interesaba Nori.

- Por eso mismo, lo que no me esperaba era que a Nori-san le gustara también...

- No seas malo. Ryu es raro, pero no tan raro. - lo defendió la chica. - Yo creo que harán una pareja muy bonita. Sobre todo cuando a Ryu se le curen los morados de los hombros.

Daichi soltó una carcajada. 

Siguieron su camino. Como solía pasar, los dos chicos de tercero compartían un silencio cómplice y cómodo. Entrelazaban los dedos de la mano, después se soltaban y el chico la rodeaba con el brazo para pegarla a él, y al rato se soltaban, para volver a empezar el proceso. En un momento de la caminata, Daichi aminoró el paso, y miró hacia atrás:

- Keiko, ¿estás segura de que quieres hacer todo el camino? Todavía queda un buen tramo.

- Claro. - asintió la chica. Se aferró al brazo del chico. - Entre tus entrenamientos, los míos, y las clases, no hemos tenido tiempo ni para hablar con tranquilidad.

- Ya, tienes razón... - comprendió el muchacho. Esperó unos segundos antes de seguir hablando, pues no sabía cómo abordar el tema. - Desde aquel día, en tu casa, apenas hemos podido... estar solos.

- Créeme que lo sé. - suspiró Keiko. - Ojalá pudiera secuestrarte una temporada. Sin vóley, sin kárate; solo nosotros. Tú me contarías el miedo que te da jugar contra Oikawa Tooru, yo te hablaría de lo llorica que soy...

Daichi volvió a reír y le dio un beso en el pelo, aspirando su dulce aroma levemente. El simple perfume que emanaba del cabello de Keiko hacía que el muchacho se estremeciera. Le colocó la mano en la estrecha cintura, y la acarició levemente. Ya sabía que no quería separarse de ella aquella noche, pero, después de aquel aroma tan cautivador, no podía separarse de ella. Pensativo, comenzó a hablar en voz alta:

- Algo se podrá hacer. Si no tenemos tiempo para vernos por el día, tendremos que vernos por la noche. Un momento. - Daichi se frenó. Sacó el teléfono móvil y llamó a uno de sus contactos. Le respondieron a los pocos segundos. - Eiji-chan, soy yo, ¿qué tal el cole...? ¿En serio...? Te dije que lo conseguirías. Oye, Eiji, ¿está Suzume contigo...? Ah, vale... Vale... Sí, estaba casi seguro de que estabais en casa de mamá, pero quería asegurarme... No, esta noche no nos vamos a ver. Voy a quedarme en casa de papá, estoy muy cansado como para ir hasta allí. ¿Me perdonas...? Vale, campeón. Dale un beso a mamá y a Suzu-chan. Mañana os veo. ¡Sayonara!

¿Recuerdas cómo empezó todo? - Daichi x TúWhere stories live. Discover now