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El sábado por la mañana, Beomgyu despertó gracias a la timbrada de su celular, que le indicaba una llamada entrante. No tenía sus lentes a la mano, así que no logró distinguir el nombre del contacto antes de contestar.

—¿Hola? —saludó, en una voz floja—. ¿Sí?

Beomgyu, hola, soy Kai. —La voz del otro lado de la línea sonaba mucho más entusiasta—. Lo siento si te desperté, es que quería confirmar si es que nos veríamos hoy a las 10.

—Mhm. —Bostezó, tomándose un momento para estirarse—. Allí nos vemos, no te preocupes.

¡Genial! Te espero, cuidate.

Al escuchar que colgó, dejó el celular a un lado para poder rodar sobre la cama unos segundos más, acostumbrando su cuerpo al peso de tener que estar despierto. Tras unos segundos, se fijó en la hora, entrecerrando los ojos para poder ver bien.

9:20. ¡Muy tarde!

Tuvo que alistarse en un apuro, incluyendo la ducha más rápida y multifacética de su vida. Ni siquiera le dio tiempo de pensar mucho en su atuendo y terminó por vestirse con, literalmente, lo primero que encontró en el armario.

En un apuro, subió al asiento copiloto del auto de Soobin, quien lo acompañaba para que esa cita no se sintiera exclusiva. Era la forma amable que Beomgyu tenía para hacerle saber a Kai que le agradaría su amistad, nada más.

—Tengo que atender a un paciente a las 11, así que-

—¿Qué? —cortó al conductor—. No creo que el desayuno dure menos de una hora.

—Mhm, y no creo que el chico del bar quiera que sea sólo un desayuno. —Soobin le guiñó un ojo, antes de volver a enfocarse en la pista—. Aunque, luces terrible, quizás sí lo quiera dejar allí.

Beomgyu soltó un agotado gruñido de queja al apoyar la cabeza contra la ventana del auto, una pésima idea de la que se arrepintió de inmediato. No le había puesto mucho empeño a su apariencia ese día, sí, pero estaba seguro de que Soobin no se refería sólo a su improvisado atuendo.

Gracias al retorno de su ex novio, había tenido una noche pesada, por segundo día consecutivo. Cuando no dormía bien, andaba de mal humor, y le era difícil esconderlo.

—Es que anoche volví a ver a Taehyun —murmuró como explicación, ya que no habían tenido la oportunidad de hablar después del cóctel de negocios. Notó cómo el semblante de su compañero de piso cambió a mayor seriedad, pero eso no lo detuvo—. Me dijo que quería hablar conmigo y lo primero que me dijo fue que ya sabía que le había mentido sobre mi puesto en la empresa.

—Oh por dios...

—En ese momento no me di cuenta, porque me distrajo con sus... con sus cosas, pero después de un rato me di cuenta de que tiene el poder para destruir la mentira muy fácil. Podría arruinarme a mí, pero también podría llevarse a la directora Bae...

—Por eso no mezclamos los negocios y el romance —recalcó Soobin, con un suspiro.

—La directora me dijo que podemos decir que, técnicamente, como se supone que somos pareja, sus acciones son mías, así que no es una mentira si se entiende dentro de la mentira —continuó Beomgyu, tomando una pausa al haberse confundido a sí mismo—. No sé, la cosa es que hasta ahora no se cierra el trato entre las empresas y tengo que ir a todas esas reuniones.

Soobin hizo que el auto dé una vuelta y se detenga en un espacio disponible, indicando que habían llegado a su destino.

—Creo que si Taehyun quisiera arruinarte ya lo hubiese hecho, así que no te preocupes por eso. —aseguró, preparándose para salir—. Quizás puedan darse un tiempo para hablar como adultos maduros la próxima reunión, para darle un cierre a todo.

Valor en Alza ≫ TaeGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora