Capítulo 1: Hija De los Dioses De La Luna.

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¿Alguna vez han sentido que la luna los sigue mientras van caminando? Creo que la mayoría hemos sentido eso cuando éramos niños, quizás era divertido pensar que teníamos una clase de conexión con ella.

O eso a mí me gustaba pensar.

Recuerdo que en mí pequeño pueblo, había una leyenda referente a eso, mi abuela me la contaba muy seguido. Se dice que el dios de la luna se enamoro de una humana, de ese dulce romance nació una niña, la niña más hermosa que habían visto, pero tenía un defecto, ella era una híbrida, lo que desencadenó una gran pelea en el cielo ya que era un pecado de que existiera tal ser. Los dioses de la luna decidieron esconder a la pequeña en la tierra, donde ella viviría como una humana más y, cuando cumpliera los 19 años, sería el momento en el cual regresaría a su hogar junto a sus padres.

Una linda historia que nadie sabe si fue verdad, pero que de niña me gustaba escuchar.

Sin embargo, no puedo negar que siempre me ha atraído la luna, como si me estuviera cuidando, donde quiera que vaya, la luz de la luna me acompaña e ilumina mi camino.

Últimamente, he sentido que la luna me sigue aún más y he tenido una serie de sueños extraños en los cuales estoy frente a dos siluetas blancas en un playa.

Y hoy no fue la excepción, pero esta vez sus rostros parecían ser más claros... Me acerque a ellos y...

¡RIIIIINGGGG! ¡RIIIIIIIIINNNGGG!

Pegue un brinco y mire con enojo al mendigo reloj despertador que hasta se movía de un lado para otro de lo fuerte que vibraba ¡Como lo odioooo! Pero era la única manera en la que me podía despertar para ir a la universidad, porque si no, me quedaba dormida.

Me levante de la cama y camine como zombie al baño, donde me metí a bañar para intentar despertarme aunque fue en vano. Después de todo, sabía que era mala idea quedarme hasta tarde viendo una serie en Netflix. Lo sabía, lo sé, pero es que estaba muy buena. Tomé lo primero que encontré en el closet y me lo puse encima, cepille mi cabello y baje al comedor.

Como todos los años, me habían preparado un desayuno de cumpleaños. Con la misma lona vieja que decía: "¡feliz cumpleaños!" incluso aun estaba dibujada mi princesa favorita de ese entonces Rapunzel, pero después de tantos años ya su cara comenzaba a deformarse y su vestido ya era blanco. Sentí lastima de ver tan lastimera lona pero olvidé eso cuando quede encantada por el dulce aroma de Hot cake's recién hechos.

-¡Feliz cumpleaños mi pequeña princesa!.- dijo mi papá entre lágrimas.

-¡Feliz cumpleaños número 19, Ayla!.- dijo mi dulce mamá con una sonrisa.

Aunque les digo mamá y papá, realmente no lo son, ellos son mis padres adoptivos. Dicen que me encontraron en una playa en uno de sus viajes por el extranjero. Bueno, creo que no he dicho nada, pero ambos son periodistas, así que viajan por muchos lugares para recabar información y luego publicarla. A pesar de que siempre están ocupados, siempre tienen tiempo para mí, para escucharme, para platicar. Con todo el amor que ellos me dan, jamás se me ha ocurrido pensar en mis padres biológicos. Por muy raro que suene, no les guardo rencor ni nada por el estilo, ya que dice mi mamá que quizás tuvieron sus motivos y que eso no tiene que ponerme triste, ya que si no, nunca los hubiera conocido.

Me senté en la mesa y comencé a saborearme mis exquisitos Hot cake's, mis papás me cantaron las mañanitas y me sonrieron, me dieron un gran abrazo y me apresuraron para irme a la universidad.

Tome mi chaqueta, mi patineta y les grite con alegría:

-¡Nos vemos en la tarde!

-¡Suerte en la escuela mi pequeña Ayla!.- me contestó mi mamá mientras levantaba la mesa.

La Hija de la Luna: Flor Naciente (Primer Libro)Where stories live. Discover now